domingo, 7 de octubre de 2018

LECTURAS DEL DOMINGO XXVII DEL T. ORDINARIO 7 DE OCTUBRE (VERDE)



Dios los hizo hombre y mujer Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne.






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Est 4, 17

En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y no hay quien pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y todo lo que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que en la superabundancia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Serán los dos una sola carne.

Del libro del Génesis: 2, 18-24



En aquel día, dijo el Señor Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude". Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y los llevó ante Adán para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán. Así, pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para ayudarlo. Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste exclamó:


"Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada mujer, porque ha sido formada del hombre". Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.




Del salmo 127 

R/. Dichoso el que teme al Señor.


Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R/.

Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R/.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida". R/.


El santificador y los santificados tienen la misma condición humana.

De la carta a los hebreos: 2, 8-11



Hermanos: Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió redunda en bien de todos.


En efecto, el creador y Señor de todas las cosas quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación. El santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.




ACLAMACIÓN 1 Jn 4, 12 





R/. Aleluya, aleluya


Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. R/.


Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre.

Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 2-16



En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?". Él les respondió: "¿Qué les prescribió Moisés?". Ellos contestaron: "Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa". Jesús les dijo: "Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre".


Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: "Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio". Después de esto, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo. Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

PLEGARIA UNIVERSAL


Con la confianza que nos da Jesucristo muerto y resucitado, presentemos al Padre nuestras plegarias. 

Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos. 

Por el Papa Francisco y por los obispos. Que el Espíritu de Dios los ilumine para el bien de todo el pueblo santo de Dios. Oremos.

Por los gobernantes de las naciones. Que se esfuercen sinceramente por alcanzar para todos la paz, el desarrollo, el
progreso y la libertad religiosa. Oremos.

Por nuestra patria y las naciones que sufren a causa de la violencia. Que se alejen de sus pueblos la crueldad, la destrucción y las lágrimas. Oremos. 

Por los niños que tienen que trabajar y no pueden jugar ni educarse como merecen. Que sean liberados de esta situación dolorosa y puedan ser felices. Oremos. 

Por nosotros y nuestras familias. Que el recuerdo de nuestra Señora del Rosario, nos permita experimentar la protección de María y crezcamos en la fe. Oremos. 


Escucha, Padre, nuestra oración, y condúcenos siempre con tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos mandaste ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en nosotros la santificación que proviene de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN. Cfr. 1 Cor 10, 17 

El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos participamos de un mismo pan y de un mismo cáliz. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Dios omnipotente, saciados con este alimento y bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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