"Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".
Misa por la Iglesia particular o Memoria de san Pedro Damián, obispo y doctor de la Iglesia* MR, p. 1095 (1087) / Lecc. I, p. 640
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Apoc 1, 5-6
Jesucristo nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre, y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre: A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en cada Iglesia que peregrina por el mundo manifiestas a la Iglesia una, santa, católica y apostólica, concede, benigno, a esta grey tuya de tal modo estar unida a su pastor, congregada en el Espíritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristía, que pueda representar dignamente la universalidad de tu pueblo y sea así signo e instrumento de la presencia de Cristo en el mundo. Él, que vive y reina contigo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
Prepárate para la prueba.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 2, 1-13
Hijo mío, si te propones servir al Señor, prepárate para la prueba; mantén firme el corazón y sé valiente; no te asustes en el momento de la adversidad. Pégate al Señor y nunca te desprendas de él, para que seas recompensado al fin de tus días. Acepta todo lo que te sobrevenga, y en los infortunios ten paciencia, pues el oro se purifica con el fuego y el hombre a quien Dios ama, en el crisol del sufrimiento.
Confíate al Señor y él cuidará de ti; espera en él y te allanará el camino. Los que temen al Señor, esperen en su misericordia; no se alejen de él y no caerán. Los que temen al Señor, confíen en él, porque no los dejará sin recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, su misericordia y la felicidad eterna.
Miren a sus antepasados y comprenderán. ¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado? ¿Quién perseveró en su santo temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y fue desatendido? El Señor es clemente y misericordioso; él perdona los pecados y salva en el tiempo de la tribulación.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 36
R/. Pon tu vida en las manos del Señor.
Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas. R/.
Cuida el Señor la vida de los buenos y su herencia perdura; no se marchitarán en la sequía y en tiempos de escasez tendrán hartura. R/.
Apártate del mal, practica el bien y tendrás una casa eternamente; porque al Señor le agrada lo que es justo y vela por sus fieles; en cambio, a los injustos los borrará de la tierra para siempre. R/.
La salvación del justo es el Señor; en la tribulación él es su amparo; a quien en él confía, Dios lo salva de los hombres malvados. R/.
ACLAMACIÓN Gál 6, 14
R/. Aleluya, aleluya.
No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. R/.
El hijo del hombre va a ser entregado. Si alguno quiere ser el primero que sea el servidor de todos.
Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará". Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?" Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar el memorial de la inmensa caridad de tu Hijo, te rogamos, Señor, que el fruto de su obra salvadora, por el ministerio de tu Iglesia, sirva para la salvación del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ap 3, 20
Mira que estoy aquí, tocando a la puerta, si alguno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que en esta Iglesia tuya, Señor, florezca y perdure hasta el fin la integridad de la fe, la santidad de vida, el amor fraterno y la piedad sincera; y, ya que la alimentas con tu Palabra y con el Cuerpo de tu Hijo, no ceses de conducirla bajo tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
*Memoria de san Pedro Damián, obispo y doctor de la Iglesia MR, pp. 713 (700). 943 (935)
Nació en Ravena (1007) Y vivió una vida de ermitaño en Fuente Avellana, antes de convertirse en el colaborador de los Papas para promover la reforma en la Iglesia. Fue cardenal-obispo de Ostia (1057), encargado de muchas legaciones pontificias en Italia, Francia y Alemania, durante las cuales luchó con energía para devolverle al clero su dignidad y, a la Iglesia su libertad (1072).
ANTÍFONA DE ENTRADA Ez 34, 11. 23-24
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y les daré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, seguir las enseñanzas y ejemplos de san Pedro Damián, para que, prefiriendo en todo a Cristo, estemos siempre entregados al servicio de tu Iglesia, y así lleguemos al gozo de la luz eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira favorablemente, Señor, las ofrendas que presentamos en tu altar en esta festividad de san Pedro Damián, para que nos alcancen tu perdón y den gloria a tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15,16
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por estos sagrados misterios, Señor, te suplicamos humildemente que, a ejemplo de San Pedro Damián, nos esforcemos en profesar lo que él creyó y en poner en práctica lo que enseñó. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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