Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 73, 20. 19)
Acuérdate, Señor, de tu alianza y no olvides para siempre la vida de tus pobres.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que cuidas de todas tus creaturas, porque eres bueno y todopoderoso, concédenos demostrar prácticamente nuestro amor a los hermanos que padecen hambre, para que, libres de esa aflicción puedan servirte con libertad y alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
No hubo ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
Del libro del profeta Daniel: 1, 1-6. 8-20
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, vino a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió. El Señor entregó en sus manos a Joaquín, rey de Judá, así como parte de los objetos del templo, que él se llevó al país de Senaar y los guardó en el tesoro de sus dioses. El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus oficiales, que seleccionara de entre los israelitas de sangre real y de la nobleza, algunos jóvenes, sin defectos físicos, de buena apariencia, sobrios, cultos e inteligentes y aptos para servir en la corte del rey, con el fin de enseñarles la lengua y la literatura de los caldeos.
El rey les asignó una ración diaria de alimentos y de vino de su propia mesa. Deberían ser educados durante tres años y después entrarían al servicio del rey. Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de la tribu de Judá.
Daniel hizo el propósito de no contaminarse compartiendo los alimentos y el vino de la mesa del rey, y le suplicó al jefe de los oficiales que no lo obligara a contaminarse. Dios le concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales. Sin embargo, éste le dijo a Daniel: "Le tengo miedo al rey, mi señor, porque él les ha asignado a ustedes su comida y su bebida, y si llega a verlos más delgados que a los demás, estará en peligro mi vida".
Daniel le dijo entonces a Malasar, a quien el jefe de los oficiales había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: "Por favor, haz la prueba con tus siervos durante diez días; que nos den de comer legumbres, y de beber, agua; entonces podrás comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa del rey y podrás tratarnos según el resultado". Aceptó él la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al cabo de ellos, los jóvenes judíos tenían mejor aspecto y estaban más robustos que todos los que comían de la mesa del rey. Desde entonces Malasar les suprimió la ración de comida y de vino, y les dio sólo legumbres.
A estos cuatro jóvenes les concedió Dios sabiduría e inteligencia en toda clase de ciencia. A Daniel, además, el don de interpretar visiones y sueños.
Al cabo del tiempo establecido, el jefe de los oficiales llevó a todos los jóvenes ante Nabucodonosor y se los presentó. El rey conversó con ellos y entre todos no encontró a nadie como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Quedaron entonces al servicio del rey. Y en todas las cosas de sabiduría, inteligencia y experiencia que el rey les propuso, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos de su reino.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Daniel 3
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Que tu nombre santo y glorioso sea bendito. R/.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Que en el trono de tu reino seas bendito. R/.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo. R/.
ACLAMACIÓN (Mt 24, 42. 44)
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre. R/.
Vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas.
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: "Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que el sacrificio eucarístico que vamos a ofrecerte, signo de la abundancia de la vida divina y de la unidad en la caridad, nos impulse, Señor, a cumplir la obligación fraterna de compartir el pan. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Mt 11, 28)
Vengan a mí todos los que están hambrientos y agobiados, que yo los alimentaré, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el pan de vida que descendió del cielo, nos impulse, Señor, a socorrer a nuestros hermanos menesterosos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario