No quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 118, 46-47
Sin temor alguno he expuesto tu ley ante los reyes y he repetido tus preceptos porque en verdad los amo.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que quisiste que san Juan Bautista fuera el Precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo, concédenos que, así como él dio la vida como testigo de la verdad y la justicia, también nosotros luchemos con valentía en la afirmación de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Les he anunciado a Cristo crucificado.
Hermanos: Cuando llegué a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqué hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabiduría humana, sino que resolví no hablarles sino de Jesucristo, más aún, de Jesucristo crucificado. Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo. Cuando les hablé y les prediqué el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al contrario, los convencí por medio del Espíritu y del poder de Dios, a fin de que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 118
R/. ¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!
¡Cuánto amo tu voluntad! Todo el día la estoy meditando. Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos, porque siempre me acompañan. R/.
Soy más prudente que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R/.
Aparto mis pies de toda senda mala para cumplir tus palabras. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido. R/.
ACLAMACIÓN Mt 5, 10
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor. R/.
Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista.
Del santo Evangelio según san Marcos: 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: "No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano". Por eso Herodes lo mandó encarcelar. Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven: "Pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Y le juró varias veces: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?". Su madre le contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: "Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.
Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por estos dones que te presentamos, concédenos, Señor, seguir rectamente tus caminos, como enseñó san Juan Bautista, la voz que dama en el desierto, y confirmó valerosamente derramando su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La misión del Precursor.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en la persona de su Precursor, Juan el Bautista, alabamos tu magnificencia, ya que lo consagraste con el más grande honor entre todos los nacidos de mujer.
Al que fuera, en su nacimiento, ocasión de gran júbilo, y aun antes de nacer saltara de gozo ante la llegada de la salvación humana, le fue dado, sólo a él entre todos los profetas, presentar al Cordero que quita el pecado del mundo.
Y en favor de quienes habrían de ser santificados, lavó en agua viva al mismo autor del bautismo, y mereció ofrecerle el supremo testimonio de su sangre.
Por eso, unidos a los ángeles, te alabamos continua-mente en la tierra, proclamando tu grandeza sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 3, 27. 30
Refiriéndose a Jesús, Juan Bautista decía a sus discípulos: Es necesario que él crezca y que yo venga a menos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al celebrar el martirio de san Juan Bautista, concédenos, Señor, venerar el misterio de los sacramentos de salvación que hemos recibido y alegrarnos por sus frutos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario