viernes, 30 de septiembre de 2016

LECTURAS DEL VIERNES XXVI DEL T. ORDINARIO 30 DE SEPTIEMBRE SAN JERÓNIMO PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA (BLANCO)


El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza...







ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 1, 2-3

Dichoso el hombre que medita la ley del Señor, de día y de noche; dará fruto a su tiempo.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que diste a san Jerónimo, presbítero, un suave y vivo afecto por la Sagrada Escritura, concede que tu pueblo se alimente de tu palabra con mayor abundancia y encuentre en ella la fuente de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

¿Alguna vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana o has llegado hasta donde nace el mar?

Del libro de Job: 38, 1. 12-21; 40, 3-5


El Señor le habló a Job desde el seno de la tormenta y le dijo: "¿Acaso alguna vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana o le has señalado su lugar a la aurora, para que ciña a la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados; para que ponga de relieve sus contornos y la tiña de colores como un vestido; para que prive a los malvados del amparo de las tinieblas y acabe con el poder del hombre criminal? ¿Has llegado hasta donde nace el mar o te has paseado por el fondo del océano? ¿Se te han franqueado las puertas de la muerte o has visto los portones del país de los muertos? ¿Has calculado la anchura de la tierra? Dímelo, si lo sabes.

¿Sabes en dónde vive la luz y en dónde habitan las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su morada o enseñarles el camino de su casa? Si lo sabes, es que para entonces tú ya habrías nacido y el número de tus años sería incontable".

Job le respondió al Señor: "He hablado a la ligera, ¿qué puedo responder? Me taparé la boca con la mano. He estado hablando y ya no insistiré más; ya no volveré a hablar".

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 138


R/. Condúcenos, Señor, por tu camino.


Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.

¿A dónde iré yo lejos de ti? ¿Dónde escaparé de tu mi-rada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras. R/.

Si voy en alas de la aurora o me alejo hasta el extremo del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me sostiene. R/.

Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas. R/.



ACLAMACIÓN  Cfr. Sal 94, 8





R/. Aleluya, aleluya.


Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". R/.

El que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.

Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 13-16


En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo".

Luego, Jesús dijo a sus discípulos: "El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que, meditando tu palabra, a ejemplo de san Jerónimo, te ofrezcamos con mayor fervor el sacrificio de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jr 15, 16

Siempre que oí tus palabras, Señor, las acepté con gusto; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN




Señor, que los sagrados dones que acabamos de recibir en la celebración gozosa de san Jerónimo, inflamen los corazones de tus fieles, para que, atentos a la enseñanza de la Sagrada Escritura, conozcamos lo que debemos seguir y, siguiéndolo, lleguemos a la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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