¿Con qué podré comparar al Reino de Dios?
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 17, 19-20
El Señor es mi refugio, lo invoqué y me libró. Me salvó porque me ama.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor, que tu poder pacificador dirija el curso de los acontecimientos del mundo y que tu Iglesia se regocije al poder servirte con tranquilidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 5, 21-33
Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.
Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 127
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R/.
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R/.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida". R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Creció la semilla y se convirtió en un arbusto.
Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas".
Y dijo de nuevo: "¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que haces tuyas nuestras ofrendas, que tú mismo nos das para dedicarlas a tu nombre, concédenos que también nos alcancen la recompensa eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 12, 6
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, y en-tonaré un himno de alabanza al Dios Altísimo.
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por estos dones de salvación, suplicamos, Señor tu misericordia, para que este sacramento que nos nutre en nuestra vida temporal nos haga partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
MISA DE SAN ANTONIO MARÍA CLARETE OBISPO
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que otorgaste a san Antonio María Claret, obispo, la fuerza del amor y la paciencia para evangelizar a los pueblos, concédenos, por su intercesión, anteponer tus intereses a todo, y esforzarnos en ganar a nuestros hermanos para Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al conmemorar a san Antonio María Claret, te rogamos, Señor, que derrames desde el cielo tu bendición sobre esta ofrenda que te presentamos, a fin de que, al recibirla, no sólo quedemos limpios de toda culpa sino también seamos saciados con los manjares celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que nos vivifiquen, Señor, los dones sagrados que hemos recibido, para que, quienes nos alegramos al conmemorar a san Antonio María Claret, aprovechemos también su ejemplo de ardor apostólico. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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