¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos?
ANTÍFONA DE ENTRADA
¡Bendita tú, Madre de la luz: siendo Virgen engendraste a Cristo, y eres modelo y Madre de la Iglesia, que engendra a la vida nueva a todos los que creen, mediante el agua virginal del bautismo! Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que por el misterio pascual de tu Hijo colmaste de bendiciones y de los dones del Espíritu Santo a la santísima Virgen María, concédenos, por la intercesión de aquella a quien veneramos bajo la advocación de Guadalupe, que participemos de los mismos dones para proclamar con nuestras obras y palabras la buena nueva de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
La comunidad cristiana crecía, animada por el Espíritu Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9, 31-42
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo.
Pedro recorría toda la región y una vez fue a visitar a los fieles que vivían en Lida. Ahí encontró a un hombre, llamado Eneas, que tenía ya ocho años de estar en cama, paralítico. Pedro le dijo: "Eneas, Jesucristo te da la salud. Levántate y tiende tu cama". Eneas se levantó inmediatamente; y todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón que lo vieron, se convirtieron al Señor.
Había en Jafa, entre los discípulos, una mujer llamada Tabitá (que significa "gacela"), la cual hacía infinidad de obras buenas y repartía limosnas. En aquellos días cayó enferma y murió. Lavaron su cadáver y lo tendieron en una habitación del segundo piso. Como Lida está cerca de Jafa, los discípulos, sabiendo que Pedro estaba allá, enviaron dos hombres para suplicarle que fuera a Jafa sin tardar.
Pedro fue con ellos. Tan pronto como llegó, lo condujeron a la habitación del segundo piso. Allí lo rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Tabitá les había hecho, cuando aún vivía.
Pedro mandó salir a todos, se postró de rodillas y se puso a orar; luego, dirigiéndose a la muerta, dijo: "Tabitá, levántate". Ella abrió los ojos y al ver a Pedro, se incorporó. Él la tomó de la mano y la levantó; llamó a los fieles y a las viudas y se la entregó viva. Esto se supo por toda Jafa y muchos creyeron en el Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 115
R/. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor. R/.
Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. A los ojos de Dios es muy penoso que mueran sus amigos. R/.
De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Jn 6, 63. 68
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?"
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede"
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios y Padre nuestro, que estos dones que te presentamos, por el amor con que resucitaste a tu Hijo y por la intercesión de santa María de Guadalupe, nos ayuden a estar atentos a la acción de tu Espíritu Santo y buscar en todo tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: Con Santa María de Guadalupe participamos de la gloria pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Padre santo, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado.
Con él, que ha vencido a la muerte, nosotros, invocando a santa María bajo el título de Guadalupe, oramos como en un nuevo cenáculo, esperando el don de Pentecostés.
Al participar, llenos de júbilo, de la gloria de la Pascua, anhelamos sobresalir en el ejercicio de la caridad, a fin de que la Iglesia se muestre como madre solícita, empeñada en acoger a todos y hacerlos partícipes de la gracia de la Pascua de su Señor y Esposo.
Por eso, alegres por la resurrección del Redentor y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo ...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 1, 28
Alégrate, Virgen María, porque Cristo ha resucitado del sepulcro.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios y Padre nuestro, que nos alimentas con el pan vivo de tu Hijo resucitado, concédenos participar de su victoria pascual, para que en la alegría de este tiempo y ayudados por santa María de Guadalupe, juntos avancemos por el camino de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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