Ustedes son la sal de la tierra. Ustedes son la luz del mundo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Hch 11, 24
Dichoso san Bernabé digno de ser contado entre los Apóstoles, pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que mandaste separar a san Bernabé, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, para la obra de conversión de los gentiles, concede que el Evangelio de Cristo, que predicó con tanto entusiasmo, sea anunciado fielmente, de palabra y de obra.
Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 11, 21-26; 13, 1-3
En aquellos días, fueron muchos los que se convirtieron y abrazaron la fe. Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.
Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".
Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el "Negro"), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada". Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 97
R/. El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.
ACLAMACIÓN Mt 5, 16
Que brille la luz de ustedes ante los hombres, dice el Señor, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos. R/.
Ustedes son la luz del mundo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 13-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que santifiques con tu bendición las ofrendas que te presentamos para que, al recibirlas de ti mismo nos inflamen en el fuego de tu amor, por el que san Bernabé llevó a los gentiles la luz del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o II de los Apóstoles
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 15
Ya no los llamaré siervos, dice el Señor, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. A ustedes los he llamado amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor la prenda de la vida eterna, te rogamos humildemente que lo hemos celebrado bajo los signos sacramentales en memoria de san Bernabé, apóstol, lo lleguemos a contemplar en plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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