Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 102,20
Bendigan al Señor todos sus ángeles, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a obedecer su palabra.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que con admirable armonía distribuyes las funciones de los ángeles y de los hombres, concede, benigno, que aquellos mismos que te asisten, sirviéndote siempre en el cielo, sean los que protejan nuestra vida en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
Dios dijo y así fue.
Del libro del Génesis: 1, 1-19
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz "día" y a las tinieblas, "noche". Fue la tarde y la mañana del primer día.
Dijo Dios: "Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras". E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda "cielo". Fue la tarde y la mañana del segundo día.
Dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco". Y así fue. Llamó Dios "tierra" al suelo seco y "mar" a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios: "Verdee la tierra con plantas que den semillas y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra". Y así fue. Brotó dela tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día.
Dijo Dios: "Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra". Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas.
Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 103
R/. Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.
Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la cubriste y las aguas en los montes concentraste. R/.
En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas; junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R/.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.
Jesús proclamaba el Evangelio del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.
Cuantos tocaban a Jesús quedaban curados.
Del santo Evangelio según san Marcos: 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret.
Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, llevado ante tu soberana presencia por ministerio de los ángeles, y te pedimos humildemente que lo recibas complacido y hagas que nos sirva para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: la gloria de Dios manifestada en los ángeles.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 137, 1
Te cantaré, Señor delante de tus ángeles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que nos fortalezca, Señor, el pan celestial con que nos has alimentado, para que caminemos seguros por la senda de la salvación bajo la fiel custodia de los ángeles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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