Ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
No cierren su corazón. Amen al forastero, porque también ustedes lo fueron en Egipto.
Del libro del Deuteronomio: 10, 12-22
En aquellos días, Moisés le dijo al pueblo estas palabras: "Ahora, Israel, advierte bien lo que el Señor te pide: Que temas al Señor, tu Dios; que cumplas su voluntad y lo ames; que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y toda el alma; que cumplas los preceptos del Señor, y los mandamientos que hoy te impongo para tu bien.
Es cierto que el cielo y toda su inmensidad, la tierra y cuanto hay en ella son del Señor, tu Dios; sin embargo, sólo con tus padres se unió el Señor con alianza de amor, y sólo a ustedes, sus descendientes, los eligió de entre todos los pueblos, como pueden comprobarlo todavía.
No cierren, pues, su corazón ni endurezcan su cabeza, porque el Señor, su Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta sobornos, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero y le da pan y vestido. Amen, pues, al forastero, porque también ustedes lo fueron en Egipto.
Teme al Señor, tu Dios; sírvelo; vive unido a Él y jura en su nombre. Él será tu gloria, Él será tu Dios, pues Él hizo por ti las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando fueron a Egipto, y ahora, Israel, el Señor, tu Dios, te ha hecho un pueblo numeroso como las estrellas del cielo".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 147
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. Él refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa. R/.
Él mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. Él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente. R/.
Le muestra a Jacob su pensamiento, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo, ni le ha confiado a otro sus proyectos. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. 2 Ts 2, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R/.
Lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar. - Los hijos están exentos de impuestos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 17, 22-27
En aquel tiempo, se hallaba Jesús con sus discípulos en Galilea y les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar". Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza.
Cuando llegaron a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto para el templo y le dijeron: "¿Acaso tu maestro no paga el impuesto?" Él les respondió: "Sí lo paga".
Al entrar Pedro en la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a los hijos o a los extraños?" Pedro le respondió: "A los extraños". Entonces Jesús le dijo: "Por lo tanto, los hijos están exentos. Pero para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147. 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.
O bien: Cfr. Jn 6, 51
El pan que yo les daré, es mi carne para la vida del mundo, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
*Memoria de santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir MR, p. 804 (792)
Edith Stein nació en Breslau, Alemania (hoy Broklaw, Polonia), el 12 de octubre de 1891, de una familia de profunda fe judía. Después. de haber enseñado filosofía durante algunos años, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de religiosa de la Orden de las Carmelitas Descalzas. En tiempo del nazismo hostil a la dignidad del hombre y a la fe, fue desterrada y encarcelada, y murió en la cámara de gas del campo de exterminio de Auschwitz, cerca de Cracovia, Polonia, el 9 de agosto de 1942.
Del Común de mártires: para una virgen mártir, p. 939 (931)
ANTÍFONA DE ENTRADA
Ya sigue al Cordero crucificado por nosotros, la virgen llena de valor, ofrenda de pudor y víctima de castidad.
ORACIÓN COLECTA
Dios de nuestros padres, que llevaste a la mártir santa Teresa Benedicta de la Cruz al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarlo fielmente hasta la muerte, concede, por su intercesión, que todos los hombres reconozcan a Cristo como Salvador y, por medio de él, lleguen a contemplarte eternamente. Él, que vive y reina contigo ...
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos hoy gozosamente, Señor, este sacrificio, por el cual, al tiempo que conmemoramos la victoria de santa Teresa Benedicta, además de proclamar tus maravillas, nos alegramos de contar con su gloriosa intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Apoc 7. 17
El Cordero, que está en el trono, los conducirá a las fuentes del agua de la vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo participado de los gozos celestiales al recibir este sacramento en la conmemoración de santa Teresa Benedicta, te pedimos humildemente, Señor, que experimentemos plenamente en nuestra vida lo que por don tuyo hemos celebrado con diligente actitud de servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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