Quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate, Señor de tu alianza y no abandones sin remedio la vida de tus pobres. Levántate, señor, defiende tu causa y no olvides los ruegos de aquellos que te imploran.
O bien: Hech 12, 5
Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en tu inescrutable providencia quieres asociar a tu Iglesia a la pasión de tu Hijo, concede a tus fieles que son perseguidos a causa de tu nombre, el espíritu de paciencia y caridad, para que sean hallados testigos fieles y veraces de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
Me dio a comer el libro y me supo dulce como la miel.
Del libro del profeta Ezequiel: 2, 8-3, 4
Esto dice el Señor: "Hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte y no seas rebelde como la casa rebelde. Abre la boca y come lo que voy a darte". Vi entonces una mano tendida hacia mí, con un libro enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito por dentro y por fuera; tenía escritas lamentaciones y amenazas. Y me dijo: "Hijo de hombre, come lo que tienes aquí; cómete este libro y vete a hablar a los hijos de Israel".
Abrí la boca y me dio a comer el libro, diciéndome: "Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este libro que te doy". Me lo comí y me supo dulce como la miel. Y me dijo: "Hijo de hombre, anda; dirígete a los hijos de Israel y diles mis palabras".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 118
R/. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría.
Me gozo más cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría; ellos son también mis consejeros. R/.
Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. ¡Qué dulces al paladar son tus promesas! Más que la miel en la boca. R/.
Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón. Hondamente suspiro, Señor, por guardar tus mandamientos. R/.
ACLAMACIÓN Mt 11, 29
R/. Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. R/.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños.
Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 1-5. 10. 12-14
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?"
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: "Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, nuestras humildes oraciones y ofrendas, y concede a cuantos padecen persecución de los hombres, por servirte fielmente, que se alegren de estar asociados al sacrificio de tu Hijo Jesucristo y sepan que sus nombres están escritos en el cielo, entre aquellos que están elegidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 11-12
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía, dice el Señor. Alégrense y salten de contento porque su premio será grande en los cielos.
O bien: Mt 10, 32
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por la fuerza de este sacramento, Señor, fortalece en la verdad a tus siervos y concede a aquellos fieles que se hallan en la tribulación que, cargando su cruz detrás de tu Hijo, puedan, en medio de las adversidades, gloriarse sin cesar del nombre de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Memoria de santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir MR, p. 804 (792)
Edith Stein nació en Breslau, Alemania (hoy Broklaw, Polonia), el 12 de octubre de 1891, de una familia de profunda fe judía. Después de haber enseñado filosofía durante algunos años, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de religiosa de la Orden de las Carmelitas Descalzas. En tiempo del nazismo hostil a la dignidad del hombre y a la fe, fue desterrada y encarcelada, y murió en la cámara de gas del campo de exterminio de Auschwitz, cerca de Cracovia, Polonia, el 9 de agosto de 1942.
Del Común de mártires: para una virgen mártir, MR, p. 939 (931).
ANTÍFONA DE ENTRADA
Ya sigue al Cordero crucificado por nosotros, la virgen llena de valor, ofrenda de pudor y víctima de castidad.
ORACIÓN COLECTA
Dios de nuestros padres, que llevaste a la mártir santa Teresa Benedicta de la Cruz al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarlo fielmente hasta la muerte, concede, por su intercesión, que todos los hombres reconozcan a Cristo como Salvador y, por medio de él, lleguen a contemplarte eternamente. El, que vive y reina contigo ...
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos hoy gozosamente, Señor, este sacrificio, por el cual, al tiempo que conmemoramos la victoria de santa Teresa Benedicta, además de proclamar tus maravillas, nos alegramos de contar con su gloriosa intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Apoc 7. 17
El Cordero, que está en el trono, los conducirá a las fuentes del agua de la vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo participado de los gozos celestiales al recibir este sacramento en la conmemoración de santa Teresa Benedicta, te pedimos humildemente, Señor, que experimentemos plenamente en nuestra vida lo que por don tuyo hemos celebrado con diligente actitud de servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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