Y a ti, una espada te atravesará el alma.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 2, 34-35
El anciano Simeón dijo a María: Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción; y a ti, una espada te atravesará el alma.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que junto a tu Hijo en la cruz estuviera de pie su Madre, compartiendo su dolor, concede a tu Iglesia que, asociada con ella a la pasión de Cristo, merezca participar de su gloriosa resurrección. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Esto es lo que predicamos y lo que ustedes han creído.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 1-11
Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.
Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.
Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo. De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto mismo lo que ustedes han creído.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 117
R/. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.
Escuchemos el canto de victoria que sale de la casa de los justos: "La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo". R/.
No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. Tú eres mi Dios, y te doy gracias. Tú eres mi Dios, y yo te alabo. R/.
SECUENCIA
Esta secuencia es opcional tanto en su forma larga como en su forma breve, desde * ¡Oh dulce fuente de amor!
La Madre piadosa estaba | ¡Oh cuán triste y afligida |
junto a la cruz, y lloraba | estaba la Madre herida, |
mientras el Hijo pendía; | de tantos tormentos llena, |
cuya alma triste y llorosa, | cuando triste contemplaba |
traspasada y dolorosa, | y dolorosa miraba |
fiero cuchillo tenía. | del Hijo amado la pena! |
¿Y cuál hombre no llorara | Hazme contigo llorar |
si a la Madre contemplara | y de veras lastimar |
de Cristo en tanto dolor? | de sus penas mientras vivo; |
¿Y quién no se entristeciera, | porque acompañar deseo |
Madre piadosa, si os viera | en la cruz, donde lo veo, |
sujeta a tanto rigor? | tu corazón compasivo. |
Por los pecados del mundo, | ¡Virgen de vírgenes santas!, |
vio a Jesús en tan profundo | llore ya con ansias tantas |
tormento la dulce Madre. | que el llanto dulce me sea; |
Vio morir al Hijo amado | porque su pasión y muerte |
que rindió desamparado | tenga en mi alma de suerte |
el espíritu a su Padre. | que siempre sus penas vea. |
*¡Oh dulce fuente de amor!, | Haz que su cruz me enamore |
hazme sentir tu dolor | y que en ella viva y more |
para que llore contigo. | de mi fe y amor indicio; |
y que, por mi Cristo amado, | porque me inflame y encienda |
mi corazón abrasado | y contigo me defienda |
más viva en Él que conmigo. | en el día del juicio. |
Y, porque a amarlo me anime | Haz que me ampare la muerte |
en mi corazón imprime | de Cristo, cuando en tan fuerte |
las llagas que tuvo en sí. | trance, vida y alma estén; |
Y de tu Hijo, Señora, | porque, cuando quede en calma |
divide conmigo ahora | el cuerpo, vaya mi alma |
las que padeció por mí. | a su eterna gloria. Amén. |
ACLAMACIÓN Mt 11, 28
Dichosa la Virgen María, que sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor. R/.
Ya ti, una espada te atravesará el alma.
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 33-35
En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban admirados de las palabras que les decía Simeón. Él los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Dios misericordioso, las súplicas y ofrendas que te presentamos para alabanza de tu nombre, al venerar a la santísima Virgen María, a quien, bondadoso, nos entregaste como piadosísima Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de santa María Virgen
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 P 4, 13
Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el sacramento de la redención eterna, te pedimos, Señor, que, al conmemorar el dolor de la santísima Virgen María, completemos, a favor de la Iglesia, lo que falta en nosotros a los padecimientos de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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