Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres.
Memoria de los santos Cristóbal, Antonio y Juan, mártires de Tlaxcala MR, p. 926 (918) / Lecc. II, p. 807
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 33, 20-2
Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. El cuida de todos sus huesos y ni uno se quebrará.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los santos Cristóbal, Antonio y Juan padecer por Cristo, fortalece también nuestra fragilidad con tu ayuda, para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así nosotros podamos vivir firmes en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Tú, en cambio, como siervo de Dios, lleva una vida de rectitud.
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 6, 2-12
Querido hermano: Lo que te he dicho anteriormente, es lo que debes enseñar e inculcar. Porque, quien enseña doctrinas diferentes y no se atiene a las palabras de salvación de Jesucristo, nuestro Señor, y a lo que enseña la religión verdadera, es un orgulloso e ignorante, obsesionado por las discusiones y los juegos de palabras. Y lo único que nace de todo ello, son envidias, pleitos e insultos, sospechas perjudiciales y continuos altercados, propios de hombres de mente depravada, privados de la verdad y que consideran que la religión es un negocio.
Ciertamente la religión es el gran negocio, pero sólo para aquel que se conforma con lo que tiene, pues nada hemos traído a este mundo y nada podremos llevarnos de él. Por eso, teniendo con qué alimentarnos y con qué vestirnos nos damos por satisfechos.
Los que a toda costa quieren hacerse ricos, sucumben a la tentación, caen en las redes del demonio y en muchos afanes inútiles y funestos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se han desviado de la fe y se han visto agobiados por muchas tribulaciones.
Tú, en cambio, como hombre de Dios, evita todo eso y lleva una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Lucha en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que has sido llamado y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 48
R/. Dichosos los pobres de espíritu.
¿Por qué temer en días de desgracia, cuando nos cerca la malicia de aquellos que presumen de sus bienes y en sus riquezas confían? R/.
Nadie puede comprar su propia vida, ni por ella pagarle a Dios rescate. No hay dinero capaz de hacer que alguno de la muerte se escape. R/.
No te inquietes, cuando alguien se enriquece y aumentan las riquezas su poder. Nada podrá llevarse, cuando muera, ni podrá su poder bajar con él. R/.
Aunque feliz se sienta mientras viva y por pasarla bien todos lo alaben, ahí donde jamás verá la luz descenderá a reunirse con sus padres. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Mt 11, 25
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Los acompañaban algunas mujeres, que los ayudaban con sus propios bienes.
Del santo Evangelio según san Lucas: 8,1-3
En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sea grata, Señor, la ofrenda que te presentamos en la celebración de este glorioso martirio para que, además de purificarnos de nuestros pecados, haga aceptables ante ti las oraciones de tus siervos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 13
Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el pan del cielo y hechos un solo cuerpo en Cristo, concédenos, Señor, que nunca nos apartemos de su amor y que, a ejemplo de los santos mártires Cristóbal, Antonio y Juan, lo superemos todo con valentía por él, que tanto nos amó. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario