martes, 10 de mayo de 2011

LECTURAS DEL MARTES TERCERO DE PASCUA 10 DE MAYO

"YO SOY EL PAN DE VIDA, EL QUE VIENE A MI NO TENDRA HAMBRE"





Hch 7, 51-8,1; Jn 6. 30-35


Jesús decidió entregar su vida para manifestar la determinación definitiva del Padre: hacer partícipes de su amistad a todos los hombres. Quien se abre al llamado de Dios manifiesto en Jesús, accede a un tipo de existencia que no se agota ni con la muerte. Esa certidumbre es la que sostuvo a Esteban para afrontar los ataques de sus verdugos. Quien aprende por experiencia propia, que no hay amor más grande que el de Jesús que da su vida, está dispuesto a entregar la suya. Esteban intercede ante el Padre, pidiendo perdón para sus verdugos. Muere como víctima sin resentimiento, tal como murió el Señor Jesús.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 19, 5; 12, 10)


Alabemos a nuestro Dios todos cuantos lo tememos, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Cristo. Aleluya.


ORACIÓN COLECTA


Dios nuestro, que abres las puertas de tu Reino a quienes renacen del agua y del Espíritu Santo, haz fructificar en nosotros la gracia del bautismo para que, libres de toda culpa, podamos alcanzar la herencia que nos has prometido. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Señor Jesús, recibe mi espíritu.



Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 7, 51-8,1


En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: "Hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado".

Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".

Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.

Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban.


 Palabra de Dios.


Te alabamos, Señor.



Del salmo 30




 R/. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.

Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame. R/.

En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. En ti, Señor, deposito mi confianza y tu misericordia me llenará de alegría. R/.

Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia; cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti, lejos de las intrigas de los hombres. R/.



ACLAMACIÓN (Jn 6, 35)


 R/. Aleluya, aleluya.



Yo soy el pan de la vida, dice el Señor; el que viene a mí ya no tendrá hambre. R/.



No fue Moisés, sino mi Padre, quien les da el verdadero pan del cielo.


Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 6, 30-35




En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: "¿Qué signo vas a realizar tú, para que lo veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo".

Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo". Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed".


 Palabra del Señor.


Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con Él, un día, de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio I-V de Pascua.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Rm 6, 8)


Si hemos muerto con Cristo, también viviremos con Él; ésta es nuestra fe. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



Mira, Señor, con bondad, a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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