Si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante.
Misa Votiva de Santa María, Reina de los Apóstoles
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Hch 1, 14
Los discípulos perseveraban unánimes en la oración, junto con Maria, la Madre de Jesús.
ORACIÓN COLECTA
Dios y padre nuestro, que diste el Espíritu Santo a tus Apóstoles, que oraban junto con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, que te sirvamos con fidelidad y trabajemos eficazmente, con nuestra palabra y ejemplo, en la difusión de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Cristo es la cabeza que hace crecer todo el cuerpo.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 7. 11-16
Hermanos: Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.
Así, ya no seremos como niños, zarandeados por las olas y llevados de un lado para otro por el viento de cualquier doctrina, a merced de hombres malvados y astutos, que conducen engañosamente al error. Por el contrario, viviendo sinceramente en el amor, creceremos en todos sentidos, unidos a aquel que es la cabeza: Cristo. De él, todo el cuerpo recibe su organización, su cohesión y su vida, según la actividad propia de cada una de las partes, y así el cuerpo va creciendo y construyéndose por medio del amor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 121
R/. Vamos a la casa del Señor.
¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.
ACLAMACIÓN Ez 33, 11
R/. Aleluya, aleluya.
No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R/.
Si no se convierten, perecerán de manera semejante.
Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 1-9
En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: "¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante".
Entonces les dijo esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?' El viñador le contestó: 'Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré' ".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que estas ofrendas alcancen, por tu benevolencia y por la intercesión de la siempre Virgen María, que tu Iglesia crezca por el número de fieles y resplandezca siempre por la abundancia de las virtudes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Santa María Virgen.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 11, 27-28
Dichosa la Virgen María, que llevó en sus entrañas al Hijo del eterno Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, después de recibir en esta conmemoración de la Virgen Maria, Reina de los Apóstoles, el alimento que nos da vida, te pedimos que nos concedas perseverar en el cumplimiento de tu voluntad, sirviendo siempre a los demás, para que tu pueblo avance en el camino de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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