"¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!"
MR pp. 813 y 914 [845 y 953] / Lecc, II p. 900
ANTÍFONA DE ENTRADA
Ésta es la virgen sabia, a quien el Señor encontró velando; la que, al tomar su lámpara, llevó consigo aceite y, cuando llegó el Señor, entró con él a las bodas.
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor, que derrames sobre nosotros el espíritu con que enriqueciste tan especialmente a santa Margarita María, para que podamos conocer el amor de Cristo, que supera toda ciencia, y seamos colmados de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones.
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 5, 18-25
Hermanos: Si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley. Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes. Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios.
En cambio, los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas. Y los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 1
R/. Dichoso quien confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos. R/.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R/.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo. R/.
ACLAMACIÓN Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.
¡Ay de ustedes, fariseos! ¡Ay de ustedes también, doctores de la ley!
Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 42-46
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!".
Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: "Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros". Entonces Jesús le respondió: "¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que podamos alcanzar el fruto de la ofrenda que te presentamos, para que, a ejemplo de santa Margarita María Alacoque, purificados de la antigua situación de pecado, nos renueve la participación en la vida divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 25, 4. 6
Las cinco vírgenes prudentes llevaron frascos de aceite junto con sus lámparas. A medianoche se oyó una voz: Ya viene el esposo; salgan al encuentro de Cristo, el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que la santa comunión del Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito nos aleje de todas las cosas pasajeras, para que, a ejemplo de santa Margarita María Alacoque, podamos crecer en la tierra en un auténtico amor a ti y gozar en el cielo, contemplándote eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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