En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos.
Domingo XV del Tiempo Ordinario [Se omite la Memoria de san Camilo de Lelis, presbítero] MR, p. 427 (425) / Lecc. II, p. 135
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 15
Por serte fiel, yo contemplaré tu rostro, Señor, y al despertar, espero saciarme de gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a cuantos se profesan como cristianos rechazar lo que sea contrario al nombre que llevan y cumplir lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Ve y profetiza a mi pueblo.
Del libro del profeta Amós 7, 12-15
En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le dijo al profeta Amós: "Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino". Respondió Amós: "Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: 'Ve y profetiza a mi pueblo, Israel' ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 84
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R/.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R/.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R/.
Dios nos eligió en Cristo antes de crear el mundo.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios 1, 3-14
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Él con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
Pues por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia, con toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegara la plenitud de los tiempos: hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, tuvieran a Cristo por cabeza. Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
En Él, también ustedes, después de escuchar la palabra de la verdad, el Evangelio de su salvación, y después de creer, han sido marcados con el Espíritu Santo prometido. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia, mientras llega la liberación del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Ef 1, 1 7-1 8
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.
Envió a los discípulos de dos en dos.
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos".
Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos al Padre nuestras plegarias, unidos a Jesucristo.
Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.
Pidamos la sabiduría del Hijo de Dios para los que proclaman con fidelidad la palabra divina. Oremos.
Por Israel, por los cristianos separados de la Iglesia católica y por los que no conocen al Dios verdadero. Oremos.
Por los inmigrantes, por los perseguidos, los enfermos y los excluidos. Oremos.
Por los abogados mexicanos que ejercen su profesión buscando el bien y la justicia, y por los que no, también. Oremos.
Invoquemos con fe y devoción al Señor de la gloria por la paz y la felicidad de los que ahora estamos aquí reunidos. Oremos.
Por nosotros, por nuestras familias y nuestros amigos. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y derrama tu Espíritu sobre la Iglesia y sobre el mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.
Pidamos la sabiduría del Hijo de Dios para los que proclaman con fidelidad la palabra divina. Oremos.
Por Israel, por los cristianos separados de la Iglesia católica y por los que no conocen al Dios verdadero. Oremos.
Por los inmigrantes, por los perseguidos, los enfermos y los excluidos. Oremos.
Por los abogados mexicanos que ejercen su profesión buscando el bien y la justicia, y por los que no, también. Oremos.
Invoquemos con fe y devoción al Señor de la gloria por la paz y la felicidad de los que ahora estamos aquí reunidos. Oremos.
Por nosotros, por nuestras familias y nuestros amigos. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y derrama tu Espíritu sobre la Iglesia y sobre el mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones de tu Iglesia suplicante, y concede que, al recibirlos, sirvan a tus fieles para crecer en santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 6, 56
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con los dones que hemos recibido, te suplicamos, Señor, que, participando frecuentemente de este sacramento, crezcan los efectos de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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