domingo, 25 de noviembre de 2012

LECTURAS DEL DOMINGO XXXIV DEL T. ORDINARIO 25 DE NOVIEMBRE SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO



Mi Reino no es de este mundo. 





ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 12; 1, 6)

Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, haz que toda creatura, liberada de la esclavitud, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Su poder es eterno.

Del libro del profeta Daniel: 7, 13-14


Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 92 

R/. Señor, tú eres nuestro rey.

Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de poder y majestad. R/.

Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre está firme tu trono. R/.

Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor, la santidad adorna tu templo. R/.


El soberano de los reyes de la tierra ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1, 5-8


Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Miren: Él viene entre las nubes, y todos lo verán, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra harán duelo por su causa.

"Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el Todopoderoso". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN (Mc 11, 9 10) 

R/. Aleluya, aleluya.

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.


Tú lo has dicho. Soy rey.

Del santo Evangelio según san Juan: 18, 33-37

En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?". Jesús le contestó: "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?". Pilato le respondió: "¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?". Jesús le contestó: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí". Pilato le dijo: "¿Conque tú eres rey?". Jesús le contestó: "Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL


Con la mirada puesta en Jesús, unidos a Él, oremos a Dios nuestro Padre.

Después de cada petición diremos:

Padre, escúchanos.

Para que los cristianos llevemos el amor, la misericordia, la paz, la esperanza a todo el mundo, como lo hacía Jesús. Oremos.

Para que los que no conocen a Jesucristo puedan descubrir el camino de vida que Él nos ofrece. Oremos.

Para que el Señor suscite en su Iglesia las vocaciones sacerdotales y religiosas que necesita. Oremos.

Para que los que trabajan al servicio de la paz y la justicia sientan la fuerza de Dios que los acompaña. Oremos.

Para que los moribundos se acerquen al momento definitivo con la esperanza en la vida nueva que Jesús les ofrece en su Reino. Oremos.

Para que los que hoy nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía sigamos a Jesús con todo el convencimiento y con mucha alegría. Oremos.

Padre, escucha nuestras oraciones, y conduce a todo el mundo hacia el Reino de tu Hijo amado, Jesucristo. Él, que es el camino, la verdad y la vida, y vive y reina contigo por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte el sacrificio de la reconciliación humana, te rogamos, Señor, que Jesucristo, tu Hijo, conceda a todos los pueblos los bienes de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del universo a tu Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 28, 10-11)

En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con el pan que da la vida eterna, te pedimos, Señor, que quienes nos gloriamos en obedecer aquí los mandatos de Cristo, Rey del universo, podamos vivir con El eternamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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