La cosecha es mucha y los trabajadores pocos.
ANTÍFONA DE
ENTRADA (Cfr. Dt 32, 10-12)
El
Señor fijó su mirada en ella, la instruyó y la cuidó como a la niña de sus
ojos. La condujo como el águila que despliega sus alas para llevar a sus
polluelos. El Señor fue su único maestro.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que has preparado tu Reino para los humildes y pequeños, concédenos la
gracia de seguir confiadamente el camino de santa Teresa del Niño Jesús, para
que por su intercesión, podamos contemplar tu gloria eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE
LA PALABRA
Esdras
abrió el libro de la ley, bendijo al Señor y todos respondieron: ¡Amén!
Del libro de Nehemías: 8, 1-4. 5-6. 8-12
En
aquellos días, todo el pueblo, como si fuera un solo hombre, se reunió en la
plaza que está ante la puerta del Agua y pidió a Esdras, el sacerdote y
escriba, que trajera el libro de la ley de Moisés, que el Señor había prescrito
a Israel. Esdras, el sacerdote, trajo el libro de la ley ante la asamblea,
formada por los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón.
Era el día primero del mes séptimo y Esdras leyó desde el amanecer hasta el
mediodía en la plaza que está frente a la puerta del Agua, en presencia de los
hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Todo el pueblo estaba
atento a la lectura del libro de la ley.
Esdras estaba de pie sobre un estrado de madera, levantado para esta ocasión.
Esdras abrió el libro a la vista del pueblo, pues estaba en un sitio más alto
que todos, y cuando lo abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo
entonces al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos,
respondió: "¡Amén!", e inclinándose, se postraron rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicaban el
sentido, de suerte que el pueblo comprendía la lectura.
Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas
que instruían a la gente, dijeron a todo el pueblo: "Éste es un día
consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren (porque
todos lloraban al escuchar las palabras de la ley). Vayan a comer
espléndidamente, tomen bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues
hoy es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque
celebrar al Señor es nuestra fuerza".
Y los levitas consolaban al pueblo, diciéndole: "No lloren, porque este
día es santo. No estén tristes". Y el pueblo entero se fue a comer y a
beber, mandó comida a los que no tenían nada e hizo grandes festejos, porque
habían comprendido las cosas que les habían enseñado.
Palabra
de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 18
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las
palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz
los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor
son verdaderos y enteramente justos. R/.
Más deseables que el oro y las piedras preciosas, las normas del Señor, y más
dulces que la miel de un panal que gotea. R/.
ACLAMACIÓN (Mc 1, 15)
R/. Aleluya, aleluya.
El Reino de Dios ya está cerca, dice el Señor. Conviértanse y crean en el
Evangelio. R/.
Su
deseo de paz se cumplirá.
Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 1-12
En
aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por
delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les
dijo: "La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por lo
tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en
camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni
morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa, digan: 'Que la paz reine en esta casa'. Y si allí
hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no
se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el
trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier
ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos
que haya y díganles: 'Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios'.
Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan:
'Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo
sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el
Reino de Dios está cerca'. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será
tratada con menos rigor que esa ciudad".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Al
proclamar, Señor, tu obra admirable en santa Teresa, suplicamos humildemente a
tu majestad que, así como te agradaron sus méritos, así también te sea
aceptable el desempeño de nuestro servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 18, 3)
Dice
el Señor: Si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino
de los cielos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que
el sacramento que acabamos de recibir, Señor, encienda en nosotros la fuerza de
aquel amor con el que santa Teresa se entregó a ti e imploró tu misericordia
para todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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