Y a ti, una espada te atravesará el alma.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 2, 34-35
El anciano Simeón dijo a María: Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción; y a ti, una espada te atravesará el alma.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que junto a tu Hijo en la cruz estuviera de pie su Madre, compartiendo su dolor, concede a tu Iglesia que, asociada con ella a la pasión de Cristo, merezca participar de su gloriosa resurrección. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él.
Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.
Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas y todos las interpretan? Aspiren a los dones de Dios más excelentes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 99
R/. Sirvamos al Señor con alegría.
Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R/.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R/.
Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo. R/.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R/.
SECUENCIA
Esta secuencia es opcional tanto en su forma larga como en su forma breve, desde * ¡Oh dulce fuente de amor!
La Madre piadosa estaba | ¡Oh cuán triste y afligida |
junto a la cruz, y lloraba | estaba la Madre herida, |
mientras el Hijo pendía; | de tantos tormentos llena, |
cuya alma triste y llorosa, | cuando triste contemplaba |
traspasada y dolorosa, | y dolorosa miraba |
fiero cuchillo tenía. | del Hijo amado la pena! |
¿Y cuál hombre no llorara | Hazme contigo llorar |
si a la Madre contemplara | y de veras lastimar |
de Cristo en tanto dolor? | de sus penas mientras vivo; |
¿Y quién no se entristeciera, | porque acompañar deseo |
Madre piadosa, si os viera | en la cruz, donde lo veo, |
sujeta a tanto rigor? | tu corazón compasivo. |
Por los pecados del mundo, | ¡Virgen de vírgenes santas!, |
vio a Jesús en tan profundo | llore ya con ansias tantas |
tormento la dulce Madre. | que el llanto dulce me sea; |
Vio morir al Hijo amado | porque su pasión y muerte |
que rindió desamparado | tenga en mi alma de suerte |
el espíritu a su Padre. | que siempre sus penas vea. |
*¡Oh dulce fuente de amor!, | Haz que su cruz me enamore |
hazme sentir tu dolor | y que en ella viva y more |
para que llore contigo. | de mi fe y amor indicio; |
y que, por mi Cristo amado, | porque me inflame y encienda |
mi corazón abrasado | y contigo me defienda |
más viva en Él que conmigo. | en el día del juicio. |
Y, porque a amarlo me anime | Haz que me ampare la muerte |
en mi corazón imprime | de Cristo, cuando en tan fuerte |
las llagas que tuvo en sí. | trance, vida y alma estén; |
Y de tu Hijo, Señora, | porque, cuando quede en calma |
divide conmigo ahora | el cuerpo, vaya mi alma |
las que padeció por mí. | a su eterna gloria. Amén. |
ACLAMACIÓN Mt 11, 28
Dichosa la Virgen María, que sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor. R/.
Ya ti, una espada te atravesará el alma.
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 33-35
En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban admirados de las palabras que les decía Simeón. Él los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Dios misericordioso, las súplicas y ofrendas que te presentamos para alabanza de tu nombre, al venerar a la santísima Virgen María, a quien, bondadoso, nos entregaste como piadosísima Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de santa María Virgen
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 P 4, 13
Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el sacramento de la redención eterna, te pedimos, Señor, que, al conmemorar el dolor de la santísima Virgen María, completemos, a favor de la Iglesia, lo que falta en nosotros a los padecimientos de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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