domingo, 27 de mayo de 2012

LECTURAS DEL DOMINGO DE LA SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS 27 DE MAYO



Aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo.






Esta misa se dice en la tarde del sábado ya sea antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Rm 5, 5; 8, 11)

El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que habita en nosotros. Aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios eterno y todopoderoso que quisiste consumar el misterio de la muerte, resurrección y ascensión de tu Hijo, con la venida del Espíritu Santo renueva el prodigio de Pentecostés y haz que todos los pueblos de la tierra superen con tu amor sus diferencias y te reconozcan como Padre. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

El Señor bajo al monte Sinaí a la vista del pueblo.

Del libro del Éxodo: 19, 3-8. 16-20


En aquellos días, Moisés subió al monte Sinaí para hablar con Dios. El Señor lo llamó desde el monte y le dijo: “esto dirás a la casa de Jacob, esto anunciaras a los hijos de Israel:


“Ustedes han visto cómo castigue a los egipcios y de que manera los he levantado a ustedes sobre alas de águila y los he traído hacia mí. Ahora bien, si escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, aunque toda la tierra es mía. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”. Moisés convocó entonces a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había mandado. Todo el pueblo, a una, respondió: “Haremos cuanto ha dicho el Señor”.

Al rayar el alba del tercer día, hubo truenos y relámpagos; una densa nube cubrió el monte y se escuchó un fragoroso resonar de trompetas. Esto hizo temblar al pueblo, que estaba en el campamento. Moisés hizo salir al pueblo para ir al encuentro de Dios; pero la gente se detuvo al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en medio del fuego. Salía humo como de un horno y todo el monte retemblaba con violencia. El sonido de las trompetas se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba y Dios le respondía con truenos. El Señor bajó a la cumbre del monte y le dijo a Moisés que subiera.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 103 

R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.


Bendice al Señor, alma mía: Señor y Dios mío, inmensa en tu grandeza. Te viste de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.

¡Que numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra esta llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.

Todos los vivientes aguardan que les des de comer a su tiempo; les das el alimento y lo recogen, abres tu mano y se sacian de bienes. R/.

Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envía tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.


El espíritu intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 22-27


Hermanos: sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no solo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, esperando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Por que ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto de esperanza, porque, ¿Cómo se puede esperar lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no poseemos, tenemos que esperarlo con paciencia. El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, por que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, por que el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.


Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN 





R/. Aleluya, aleluya.


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.


Brotarán los ríos de agua que da la vida.

Del santo Evangelio según san Juan: 7, 37-39


El último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó Jesús en voz alta: “El que tenga sed, que venga mí: y beba, aquel que cree en mí. Como dice la Escritura: Del corazón del que cree en mí brotaran ríos de agua viva”.


Al decir esto, se refiere al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él, pues aun no había venido al Espíritu, por que Jesús no había sido glorificado.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que tu Espíritu santificador descienda, Señor, sobre estos dones e inunde de amor a tu iglesia para que esta pueda ser, en medio del mundo, tu signo y tu instrumento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.


Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio Pascual has enviado Hoy el Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptase como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito. 

Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la iglesia, revelo a todos los pueblos el misterio de Dios y unió la diversidad de las lengua de la confesión de una misma fe.

Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 7,37)

El último día de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: el que tenga sed, que venga a mí y beba. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que el sacramento que hemos recibido, nos comunique, Señor, el fuego y el Espíritu Santo que infundiste a nuestros Apóstoles el día de Pentecostés. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Misa del día


ANTÍFONA DE ENTRADA (Rm 5, 5; 8, 11)

El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que habita en nosotros. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que por el misterio de Pentecostés santifica a tu iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor de la primitiva iglesia, por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11


El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar, de repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía expresarse.


En ese día había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, por que cada uno los oía hablar en su propio idioma.

Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: ¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros no hay medios, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. 

Y sin embargo, cada quien los oye Hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua”.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 103 

R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.


Bendice al Señor. Alma mía; Señor y Dios mío, inmensa en tu grandeza ¡Que numerosas son tus obras, Señor! La tierra esta llena de tus creaturas. R/.

Si retiras tu aliento, toda criatura muere y vuelve al polvo. Pero envía tu Espíritu, que da vida, renuevas el aspecto de la tierra. R/.

Que Dios sea glorificado para siempre y que goce en sus criaturas. Ojala que le agraden mis palabras y yo me alegrare en el Señor. R/.


Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.

De la primera carta del Apóstol san Pablo a los corintios: 12, 3-7. 12-13


Hermanos: nadie puede llamar a Jesús “Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo.


Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo en uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también en Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


SECUENCIA

Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el cielo tu luz, para iluminarnos.

Ven ya, padre de los pobres, luz que penetra en las almas, dador de todos los dones.

Fuente de todo consuelo, amable huésped del alma, paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo; brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto.

Ven, luz santificadora, y entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran.

Sin tu inspiración divina los hombres nada podemos y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias, fecunda nuestros desiertos y cura nuestras heridas.

Doblega nuestra soberbia, calienta nuestra frialdad, endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen en ti su fe y su confianza tus siete sagrados dones.

Danos virtudes y méritos, danos una buena muerte y contigo el gozo eterno.


ACLAMACIÓN 

R/. Aleluya, aleluya


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.


Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo: reciban el Espíritu Santo.

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-23


Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y dijo: “la paz este con ustedes”. Dicho esto, les mostro las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.


De nuevo les dijo Jesús: “La paz este con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo”. Después de decirles esto, soplo sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados les quedarán perdonados; y a los que no se les perdonen, les quedaran sin perdonar”.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

PLEGARIA UNIVERSAL


Invoquemos ahora al Espíritu, el Padre de los pobres, el don que fecunda nuestra existencia y renueva el camino de la humanidad.


Después de cada petición diremos.

Ven Espíritu Santo.

Para que en todas partes (en casa, en el trabajo, en la vida social y ciudadana) los cristianos, que formamos la iglesia, Cuerpo de Cristo, demos un buen testimonio de justicia, de amor y de fe. Oremos.

Para que los que creen en Cristo lleguen a descubrir la alegría del Evangelio. Oremos.

Para que toda persona, de cualquier lugar del mundo, pueda vivir con dignidad, con confianza, con esperanza del futuro. Oremos.

Para que la Eucaristía que nos reúne todos los domingos transforme nuestro corazón y nos llene de los mismos sentimientos que tenía Jesús. Oremos.

Padre, escucha complacido las suplicas de tus fieles y envía en ellos la llama del Espíritu de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que en el Espíritu Santo nos haga comprender mejor, según la promesa de tu Hijo, el misterio de este sacrificio y toda la profundidad del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.


Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio Pascual has enviado Hoy el Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptase como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito. 

Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la iglesia, revelo a todos los pueblos el misterio de Dios y unió la diversidad de las lengua de la confesión de una misma fe.

Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Hch 2, 4. 11)

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Señor, tu que nos concedes de participar de la vida divina por medio de tus sacramentos, conserva en nosotros el don de tu amor y la presencia viva del Espíritu Santo, para que esta comunión nos ayude a obtener nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Para despedir al pueblo, el diácono, o el mismo sacerdote dice:

Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

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