viernes, 19 de septiembre de 2014

LECTURAS DEL VIERNES XXIV DEL T. ORDINARIO 19 DE SEPTIEMBRE SAN JOSÉ MARÍA DE YERMO Y PARRES (BLANCO)


Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres.







ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 111, 9)

Al pobre da con abundancia, obra siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios de misericordia y todopoderoso, que encendiste en el corazón de san José María de Yermo y Parres, presbítero y fundador, un amor ardiente a favor de los pobres y desamparados, concédenos que, a ejemplo suyo, descubramos en cada hermano el rostro de Cristo, tu Hijo, y nos pongamos a su servicio con sincera caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Si Cristo no resucitó, vana es la fe de ustedes.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 12-20


Hermanos: Si hemos predicado que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes andan diciendo que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana, y la fe de ustedes es vana.

Seríamos, además, falsos testigos de Dios, puesto que hemos afirmado falsamente que Dios resucitó a Cristo: porque, si fuera cierto que los muertos no resucitan, Dios no habría resucitado a Cristo. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes; y por lo tanto, aún viven ustedes en pecado, y los que murieron en Cristo, perecieron. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seriamos los más infelices de todos los hombres. Pero no es así, porque Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 16 

R/. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mi oración.

Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis labios no mienten. R/.

A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas. R/.

Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al despertarme, espero saciarme de tu vista. R/.



ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11, 25) 




R/. Aleluya, aleluya.

Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.


Los acompañaban algunas mujeres, que los ayudaban con sus propios bienes.

Del santo Evangelio según san Lucas: 8, 1-3


En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acoge, Señor, las ofrendas de tu pueblo, para que, al celebrar la obra de la caridad inmensa de tu Hijo, seamos confirmados en el amor a ti y al prójimo, a ejemplo de san José María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Jn 13, 35)

En esto reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: en que se aman los unos a los otros, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados por este santo sacramento, concédenos, Señor, seguir los ejemplos de san José María, que te honró con su incansable piedad y con su inmensa caridad hizo tanto bien a tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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