martes, 21 de febrero de 2017

LECTURAS DEL MARTES VII DEL T. ORDINARIO 21 DE FEBRERO (VERDE)


"Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".







ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 87, 3

Que llegue hasta ti mi súplica, Señor, inclina tu oído a mi clamor.

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, con el alma y el cuerpo bien dispuestos, podamos con libertad de espíritu cumplir lo que es de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Prepárate para la prueba.

Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 2, 1-13


Hijo mío, si te propones servir al Señor, prepárate para la prueba; mantén firme el corazón y sé valiente; no te asustes en el momento de la adversidad. Pégate al Señor y nunca te desprendas de él, para que seas recompensado al fin de tus días. Acepta todo lo que te sobrevenga, y en los infortunios ten paciencia, pues el oro se purifica con el fuego y el hombre a quien Dios ama, en el crisol del sufrimiento.

Confíate al Señor y él cuidará de ti; espera en él y te allanará el camino. Los que temen al Señor, esperen en su misericordia; no se alejen de él y no caerán. Los que temen al Señor, confíen en él, porque no los dejará sin recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, su misericordia y la felicidad eterna.

Miren a sus antepasados y comprenderán. ¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado? ¿Quién perseveró en su santo temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y fue desatendido? El Señor es clemente y misericordioso; él perdona los pecados y salva en el tiempo de la tribulación. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 36

R/. Pon tu vida en las manos del Señor.


Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas. R/.

Cuida el Señor la vida de los buenos y su herencia perdura; no se marchitarán en la sequía y en tiempos de escasez tendrán hartura. R/.

Apártate del mal, practica el bien y tendrás una casa eternamente; porque al Señor le agrada lo que es justo y vela por sus fieles; en cambio, a los injustos los borrará de la tierra para siempre. R/.

La salvación del justo es el Señor; en la tribulación él es su amparo; a quien en él confía, Dios lo salva de los hombres malvados. R/.



ACLAMACIÓN  Gál 6, 14



R/. Aleluya, aleluya.


No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. R/.

El hijo del hombre va a ser entregado. Si alguno quiere ser el primero que sea el servidor de todos.

Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 30-37


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará". Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?" Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".

Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, mira con bondad este sacrificio, y concédenos alcanzar los frutos de la pasión de tu Hijo, que ahora celebramos sacramentalmente. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 22, 1-2

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con estos sagrados dones, te damos gracias, Señor, e imploramos tu misericordia, para que, por la efusión de tu Espíritu, cuya eficacia celestial recibimos, nos concedas perseverar en la gracia de la verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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