miércoles, 9 de octubre de 2019

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXVII DEL T. ORDINARIO 9 DE OCTUBRE (VERDE)


Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre...






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 43, 26

Ven, Señor, en nuestra ayuda y redímenos por tu misericordia.

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, mira con piedad nuestra aflicción, alivia las cargas de tus hijos y confirma su fe de tal manera, que confiemos siempre sin vacilación en tu providencia paternal. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Tú estás triste por una hiedra, ¿y yo no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad?

Del libro del profeta Jonás: 4, 1-11


Jonás se disgustó mucho de que Dios no hubiera castigado a los habitantes de Nínive, e irritado, oró al Señor en estos términos: "Señor, esto es lo que yo me temía cuando estaba en mi tierra, y por eso me di prisa en huir a Tarsis. Bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo, lleno de paciencia y de misericordia, siempre dispuesto a perdonar. Ahora, Señor, quítame la vida, pues prefiero morir a vivir". Pero el Señor le respondió: "¿Crees que hay motivo para que te enojes?"


Jonás salió de Nínive y acampó al oriente de la ciudad. Allí construyó una enramada y se sentó a su sombra, para ver qué pasaba con Nínive. Entonces, el Señor Dios hizo nacer una hiedra, que creció tan tupida, que le daba sombra y lo resguardaba del ardor del sol. Jonás se puso muy contento por la hiedra. Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor envió un gusano, el cual dañó la hiedra, que se secó. Y cuando el sol ya quemaba, el Señor envió un viento caliente y abrasador; el sol le daba a Jonás en la cabeza y lo hacía desfallecer. Entonces Jonás deseó morir y dijo: "Prefiero morir a vivir".

Entonces el Señor le dijo a Jonás: "¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la hiedra?" Contestó él: "Sí, y tanto, que quisiera morirme". Le respondió el Señor: "Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de ganado?". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 85 

R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.


Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría. R/.

Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.

Dios entrañablemente compasivo, todo amor y lealtad, lento a la cólera, ten compasión de mí, pues clamo a ti, Señor, a toda hora. R/.



ACLAMACIÓN Rm 8, 15 







R/. Aleluya, aleluya.


Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre! R/.


Señor, enséñanos a orar.

Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 1-4


Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".


Entonces Jesús les dijo: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, los dones que te ofrecemos confiadamente y haz que la amargura de la tristeza que sufrimos, se convierta en sacrificio de suave fragancia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 16, 23-24

Cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te suplicamos, Señor, que, confortados y fortalecidos por el divino manjar, podamos sobrellevar con valentía las futuras dificultades, y ayudar generosamente a los hermanos que se hallan afligidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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