Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
De Feria, viernes XX del Tiempo Ordinario MR, p. 419 (415) / Lecc. I, p. 714
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 94, 6-7
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a tu familia santa, que tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle siempre en tu protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor infundirá su espíritu a los huesos secos y revivirán.
Del libro del profeta Ezequiel: 37, 1-14
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y su espíritu me trasladó y me colocó en medio de un campo lleno de huesos. Me hizo dar vuelta en torno a ellos. Había una cantidad innumerable de huesos sobre la superficie del campo y estaban completamente secos.
Entonces el Señor me preguntó: "Hijo de hombre, ¿podrán acaso revivir estos huesos?" Yo respondí: "Señor, tú lo sabes". Él me dijo: "Habla en mi nombre a estos huesos y diles: 'Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. Esto dice el Señor Dios a estos huesos: He aquí que yo les infundiré el espíritu y revivirán. Les pondré nervios, haré que les brote carne, la cubriré de piel, les infundiré el espíritu y revivirán. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor' ".
Yo pronuncié en nombre del Señor las palabras que él me había ordenado, y mientras hablaba, se oyó un gran estrépito, se produjo un terremoto y los huesos se juntaron unos con otros. Y vi cómo les iban saliendo nervios y carne y cómo se cubrían de piel; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo el Señor: "Hijo de hombre, habla en mi nombre al espíritu y dile: 'Esto dice el Señor: Ven, espíritu, desde los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, para que vuelvan a la vida' ".
Yo hablé en nombre del Señor, como él me había ordenado. Vino sobre ellos el espíritu, revivieron y se pusieron de pie. Era una multitud innumerable. El Señor me dijo: "Hijo de hombre: Estos huesos son toda la casa de Israel, que ha dicho: 'Nuestros huesos están secos; pereció nuestra esperanza y estamos destrozados'. Por eso, habla en mi nombre y diles: 'Esto dice el Señor: Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel. Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor. Entonces les infundiré mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí' ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 106
R/. Demos gracias a Dios, porque nos ama.
Que lo confiesen los redimidos por el Señor, los que él rescató de la mano del enemigo, los que reunió de todos los países, de norte y sur, de oriente y occidente. R/.
Andaban errantes por un desierto solitario, no encontraban el camino de ningún poblado; sufrían hambre y sed, se les iba agotando la vida. R/.
Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Los guió por un camino derecho para que llegaran a un poblado. R/.
Demos gracias a Dios porque nos ama, por las maravillas que hace con los hombres. Él calmó la sed de los sedientos y a los hambrientos los llenó de bienes. R/.
ACLAMACIÓN Sal 24, 4. 5
R/. Aleluya, aleluya.
Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina. R/.
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 34-40
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios nuestro, que has creado los frutos de la tierra sobre todo para ayuda de nuestra fragilidad, concédenos que también se conviertan para nosotros en sacramento de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 106, 8-9
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace en favor de su pueblo; porque da de beber al que tiene sed y les da de comer a los hambrientos.
O bien: Mt 5, 5-6
Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
ORACIÓN DESPUES DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que quisiste hacernos participar de un mismo pan y un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera, que, hechos uno en Cristo, demos frutos con alegría para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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