Vísperas I del domingo: 3a semana del Salterio. Tomo p. 1019. Para los fieles: p. 642. Edición popular: pp. 202 y 471. Feria (Verde)
LA MUERTE Y LAS PERSECUCIONES
Gn 49, 29-32; 50, 15-26; Mt 10, 24-33
El relato patriarcal que pone punto final al libro del Génesis relata los últimos días de Jacob y José, dos vidas fecundas y plenas de bendiciones. Uno y otro vivieron largos años, superaron sus respectivos conflictos y terminaron sus días rodeados del afecto familiar y de la bendición divina. La suya fue una vida larga que trascendió de forma significativa. Los discípulos que encontramos en el Evangelio de san Mateo reciben un mensaje transparente y animoso de parte del Señor. Él les advierte que el miedo no habrá de paralizarlos. La misión se las confía Dios y con su ayuda se sobrepondrán a los desafíos y problemas futuros. Basta que confíen plenamente en Él.
MISA DE SANTA MARÍA EN SÁBADO
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sedulio)
Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, como de una raíz plantada en tierra fértil has hecho brotar de la Virgen María el renuevo santo, que es Cristo, tu Hijo; haz que todo cristiano, injertado en Él por medio del Bautismo y el don del Espíritu Santo, pueda renovar su juventud y dar frutos de gracia para alabanza de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Dios cuidará de ustedes y los sacará de este país.
Del libro del Génesis: 49, 29-32; 50, 15-26
En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dio estas instrucciones: "Yo voy a reunirme con los míos. Sepúltenme junto a mis padres, en la cueva del campo de Makpelá, frente a Mambré, en Canaán. Es el campo que Abraham le compró a Efrón, el hitita, para que lo enterraran. Ahí sepultaron a Abraham y a su esposa Sara, a Isaac y a su esposa Rebeca, y ahí sepulté yo a Lía".
Cuando terminó de dar este encargo a sus hijos, Jacob expiró y fue a reunirse con los suyos. Los hermanos de José, al ver que había muerto su padre, dijeron: "A ver si José no nos guarda rencor y no nos hace pagar todo el daño que le hicimos". Por eso le mandaron este recado: "Antes de morir, tu padre nos encargó que te dijéramos esto: 'Perdona, por favor, a tus hermanos su crimen, su pecado y el daño que te hicieron'. También nosotros, siervos del Dios de tu padre, te pedimos que nos perdones". Cuando José oyó el recado se puso a llorar.
Fueron después sus hermanos personalmente a verlo y, postrados ante él, le dijeron: "Aquí nos tienes. Somos esclavos tuyos". José les replicó: "No tengan miedo. ¿Podemos acaso oponernos a los designios de Dios? Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios lo convirtió en un bien para hacer sobrevivir a un pueblo numeroso, como pueden ver. Así que no tengan miedo; yo los mantendré a ustedes y a sus pequeñuelos". Y los consoló y les habló con mucho cariño.
José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre y vivió hasta los ciento diez años; vio a los bisnietos de Efraín y en sus brazos nacieron los hijos de Makir, hijo de Manasés. Finalmente José les dijo a sus hermanos: "Yo voy a morir ya, pero ciertamente Dios cuidará de ustedes y los hará salir de este país a la tierra que juró dar a Abraham, a Isaac y a Jacob".
José los hizo jurar diciendo: "Cuando Dios los haga salir de esta tierra, se llevarán mis huesos de aquí". Y luego murió José.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 104
R/. Cantemos la grandeza del Señor.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos. R/.
Del nombre del Señor enorgullézcanse, y siéntase feliz el que lo busca. Recurran al Señor y a su poder, y a su presencia acudan. R/.
Descendientes de Abraham, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: El Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R/.
ACLAMACIÓN (1 P 4, 14)
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos; porque el Espíritu de Dios descansa en ustedes. R/.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles:
"El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!
No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la integridad de la Madre, sino que la consagró, nos libre de nuestras culpas y haga acepta a ti nuestra oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Santa María Virgen.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (cfr. Lc 11, 27)
Dichosa la Virgen María, que llevó en su seno al Hijo del eterno Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, al recibir el sacramento celestial en esta conmemoración de la santísima Virgen María, te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a imitación suya, el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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