sábado, 2 de junio de 2012

LECTURAS DEL SÁBADO VIII DEL T. ORDINARIO 2 DE JUNIO



"Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto". 






MISA DE SANTA MARÍA EN SÁBADO

ANTÍFONA DE ENTRADA (cfr. Jdt 13, 18-19)

María, el Altísimo te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra, y de tal manera te ha glorificado, que los hombres no cesan de alabarte.

ORACIÓN COLECTA

Padre bueno, Dios nuestro, que en María, primicia de la redención, nos has dado una madre de inmensa ternura, abre nuestros corazones a la alegría del Espíritu Santo y haz que, a imitación de la Virgen, sepamos alabarte por las maravillas realizadas en Cristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Dios puede preservarlos a ustedes de todo pecado y hacer que se presenten ante su gloria, gozosos y sin mancha.

De la carta del apóstol san Judas: 17, 20-25


Queridos hermanos: Recuerden las palabras que les predicaron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Consolídense sobre el cimiento de su fe santa, oren movidos por el Espíritu Santo, conserven en ustedes el amor a Dios, en espera de que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo es de la vida eterna.


A los indecisos traten de convencerlos, para arrancarlos del fuego de la condenación; a los otros, manifiéstenles compasión, pero con cautela, aborreciendo aun la ropa contaminada por su mala vida.

Al Dios único, nuestro Salvador, que puede preservarlos a ustedes de todo pecado y hacer que se presenten ante su gloria gozosos y sin mancha, honor y gloria, fuerza y poder, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre, ahora y por todos los siglos. Amen. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 62 

R/ Señor, mi alma tiene sed de ti.


Señor, tu eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta esta mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua. R/.

Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabaran mis labios. R/.

Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciara mi alma; te alabare con jubilosos labios. R/.



ACLAMACIÓN (cfr. Col 3, 16. 17) 

R/. Aleluya, aleluya.


Que la palabra de Cristo habite en ustedes abundantemente. Háganlo todo dando gracias a Dios Padre, por medio de Cristo. R/.


¿Con que autoridad haces todo esto?

Del santo Evangelio según san Marcos: 11, 27-33


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: "¿Con que autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?".


Jesús les respondió: "Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme".

Ellos se pusieron a razonar entre sí: "Si le decimos que de Dios, nos dirá: 'Entonces ¿por qué no le creyeron?, ¿y si le decimos que de los hombres...?". Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: "No lo sabemos". Entonces Jesús les replicó: "Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Jubilosos de poder celebrar la festividad de la Madre de tu Hijo, te presentamos, Señor, estas ofrendas de alabanza, y te pedimos que por este santo intercambio de dones, se acrecienten en nosotros los frutos de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio de Santa María Virgen.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (cfr. Lc 1, 48)

Me llamarán bienaventurada todas las generación es, porque ha puesto Dios sus ojos en la humildad de su esclava.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido el sacramento celestial, te pedimos, Señor, que cuantos hemos celebrado con veneración la memoria de la santísima Virgen María, merezcamos participar del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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