martes, 9 de diciembre de 2014

LECTURAS DEL MARTES II DE ADVIENTO 9 DE DICIEMBRE SAN JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN (BLANCO)


Si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron.





ANTÍFONA DE ENTRADA Is 52, 7

Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, que trae buenas noticias, que anuncia la salvación.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que, por medio del bienaventurado Juan Diego, manifestaste a tu pueblo el amor de la santísima Virgen María, concédenos, por su intercesión, que, obedientes a las recomendaciones de nuestra Madre de Guadalupe, podamos cumplir siempre tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Dios consuela a su pueblo.

Del libro del profeta Isaías: 40, 1-11


"Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados".

Una voz clama: "Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán". Así ha hablado la boca del Señor. Una voz dice: "¡Griten!", y yo le respondo: "¿Qué debo gritar?". "Todo hombre es como la hierba y su grandeza es como flor del campo. Se seca la hierba y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre".

Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: "Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará a su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 95 

R/. Ya viene el Señor a renovar el mundo.

Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo, proclamemos su amor día tras día. R/.

Su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. "Reina el Señor", digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia. R/.

Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. R/.

Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.


ACLAMACIÓN 



R/. Aleluya, aleluya.

Ya está cerca el día del Señor. Ya viene el Señor a salvarnos. R/.

Dios no quiere que se pierda ni uno solo de los pequeños.

Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios y Padre nuestro, que el sacrificio que vamos a ofrecerte, en memoria de tu siervo san Juan Diego, sea agradable en tu presencia como la ofrenda de su humilde y sencilla fe, para alabanza y gloria de tu nombre y para la salvación del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 25, 40

Yo les aseguro que todo lo que hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre celestial, te damos gracias por este memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo que hemos celebrado; concédenos, por intercesión de san Juan Diego, que, bajo la protección de la Virgen María, nos mantengamos siempre unidos en una fe sincera y en una ardiente caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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