sábado, 7 de mayo de 2016

LECTURAS DEL SÁBADO VI DE PASCUA 7 DE MAYO MISA DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE TIEMPO PASCUAL (BLANCO)


Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá.






ANTÍFONA DE ENTRADA

¡Bendita tú, Madre de la luz: siendo Virgen engendraste a Cristo, y eres modelo y Madre de la Iglesia, que engendra a la vida nueva a todos los que creen, mediante el agua virginal del bautismo! Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios y Padre nuestro, que por el misterio pascual de tu Hijo colmaste de bendiciones y de los dones del Espíritu Santo a la santísima Virgen María, concédenos, por la intercesión de aquella a quien veneramos bajo la advocación de Guadalupe, que participemos de los mismos dones para proclamar con nuestras obras y palabras la buena nueva de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

El judío Apolo demostró, por medio de la Escritura, que Jesús es el Mesías.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 18, 23-28

En aquellos días, después de haber estado en Antioquía algún tiempo, emprendió Pablo otro viaje y recorrió Galacia y Frigia, confirmando en la fe a los discípulos. Un judío, natural de Alejandría, llamado Apolo, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras, había ido a Éfeso. Aquel hombre estaba instruido en la doctrina del Señor, y siendo de ferviente espíritu, disertaba y enseñaba con exactitud lo concerniente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan. Apolo comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con mayor exactitud la doctrina del Señor. Como él deseaba pasar a Grecia, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allá para que lo recibieran bien. Cuando llegó, contribuyó mucho, con la ayuda de la gracia, al provecho de los creyentes, pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando, por medio de las Escrituras, que Jesús era el Mesías.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 46 

R/. Dios es el rey del universo. Aleluya.

Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos, que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R/.

Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R/.

Los jefes de los pueblos se han reunido con el pueblo de Dios, Dios de Abraham, porque de Dios son los grandes de la tierra. Por encima de todo Dios está. R/.



ACLAMACIÓN cfr. Jn 16, 28 



R/. Aleluya, aleluya.

Salí del Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre, dice el Señor. R/.


El Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre.

Del santo Evangelio según san Juan: 16, 23-28


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.

Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios y Padre nuestro, que estos dones que te presentamos, por el amor con que resucitaste a tu Hijo y por la intercesión de santa María de Guadalupe, nos ayuden a estar atentos a la acción de tu Espíritu Santo y buscar en todo tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Padre santo, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado.

Con él, que ha vencido a la muerte, nosotros, invocando a santa María bajo el título de Guadalupe, oramos como en un nuevo cenáculo, esperando el don de Pentecostés.

Al participar, llenos de júbilo, de la gloria de la Pascua, anhelamos sobresalir en el ejercicio de la caridad, a fin de que la Iglesia se muestre como madre solícita, empeñada en acoger a todos y hacerlos partícipes de la gracia de la Pascua de su Señor y Esposo.

Por eso, alegres por la resurrección del Redentor y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 1, 28

Alégrate, Virgen María, porque Cristo ha resucitado del sepulcro.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios y Padre nuestro, que nos alimentas con el pan vivo de tu Hijo resucitado, concédenos participar de su victoria pascual, para que en la alegría de este tiempo y ayudados por santa María de Guadalupe, juntos avancemos por el camino de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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