miércoles, 15 de noviembre de 2017

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXXII DEL T. ORDINARIO 15 DE NOVIEMBRE (VERDE)


¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?







ANTÍFONA DE ENTRADA 

Yo soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé en cualquier tribulación en que me llamen y seré siempre su Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios de clemencia y reconciliación, que concedes a los hombres días especiales de gracia, para que te reconozcan como Creador y Padre de todos, ayúdanos, propicio, para que, recibiendo con agrado de ti esta palabra de paz, nos dediquemos a tu designio de restaurar todo en Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

Escuchen, reyes, para que obtengan la sabiduría.

Del libro de la Sabiduría: 6, 1-11


Escuchen, reyes, y entiendan; aprendan, soberanos de todas las naciones de la tierra; estén atentos, los que gobiernan a los pueblos y están orgullosos del gran número de sus súbditos: El Señor les ha dado a ustedes el poder; el Altísimo, la soberanía; Él va a examinar las obras de ustedes y a escudriñar sus intenciones.


Ustedes son ministros de su reino y no han gobernado rectamente, ni han cumplido la ley, ni han vivido de acuerdo con la voluntad de Dios. Él caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina, porque un juicio implacable espera a los que mandan. Al pequeño, por compasión se le perdona, pero a los poderosos se les castigará severamente. El Señor de todos ante nadie retrocede y no hay grandeza que lo asuste; Él hizo al grande y al pequeño y cuida de todos con igual solicitud; pero un examen muy severo les espera a los poderosos.

A ustedes, pues, soberanos, se dirigen mis palabras, para que aprendan a ser sabios y no pequen; porque los que cumplen fielmente la voluntad del Señor serán reconocidos como justos, y los que aprenden a cumplir su voluntad encontrarán defensa. Pongan, pues, atención a mis palabras, búsquenlas con interés y ellas los instruirán. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 81

R/. Ven, Señor, y haz justicia.


Protejan al pobre y al huérfano, hagan justicia al humilde y al necesitado, defiendan al desvalido y al pobre y líbrenlos de las manos del malvado. R/.


Yo declaro: "Aunque todos ustedes sean dioses e hijos del Altísimo, morirán como cualquier hombre, caerán como cualquier príncipe". R/.



ACLAMACIÓN  1 Ts 5, 18





R/. Aleluya, aleluya.


Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan. R/.

¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?

Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 11-19


En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!"


Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acuérdate, Señor, que tu Hijo, que es nuestra paz y nuestra reconciliación, borró con su sangre el pecado del mundo; concédenos, al mirar con benevolencia los dones de tu Iglesia, que podamos difundir entre todos la libertad recibida de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN. Mt 11, 28

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



El sacramento de tu Hijo, que hemos recibido, aumente, Señor, nuestras fuerzas, para que este misterio de unidad nos sacie del amor más grande y nos haga, en todas partes, instrumentos de tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

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