jueves, 30 de enero de 2020

LECTURAS DEL JUEVES III DEL T. ORDINARIO 30 DE ENERO (VERDE)


Si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz.







ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 53, 4

El Señor ha cargado nuestros sufrimientos, ha soportado nuestros dolores.

ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, que en toda circunstancia muestras tu amor a todas tus creaturas, escucha, benigno, las súplicas que elevamos por los que hoy van a morir, para que, redimidos por la preciosa sangre de tu Hijo, puedan salir de este mundo sin mancha de pecado y descansar perpetuamente en el seno de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa?

Del segundo libro de Samuel: 7, 18-19. 24-29

Cuando David se enteró por Natán de las promesas divinas, fue a ponerse delante del Señor y le dijo: "¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa, para que me hayas favorecido tanto hasta el presente? Y no contento con esto, extiendes ahora tus promesas también a mis descendientes. Ciertamente, Señor, no es así como proceden los hombres.


Tú has elegido al pueblo de Israel para que sea siempre tu pueblo. Y tú, Señor, has querido ser su Dios. Ahora, Señor, manténle a tu siervo y a su casa la promesa que le has hecho y cumple tus palabras. Así tu nombre será glorificado para siempre y todos dirán: 'El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel'. La casa de tu siervo David permanecerá para siempre en tu presencia, pues tú, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, eres quien le ha hecho esta revelación a tu siervo. Yo te edificaré una casa; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta súplica.

Sí, Señor, tú eres Dios y tu palabra es verdadera. Tú has hecho una promesa a tu siervo David; dígnate, pues, ahora, bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti, porque tú, Señor Dios, lo has dicho, y con tu bendición, la casa de tu siervo será bendita para siempre". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 131 

R/. Dios le dará el trono de su padre David.


Señor, Dios poderoso de Jacob: en favor de David acuérdate de todos sus afanes y de aquel juramento que te hizo. R/.

David juró al Señor: "No he de entrar en la tienda donde habito ni he de subir al lecho en que descanso, no habré de conceder sueño a mis ojos ni quietud a mis párpados, hasta que halle un lugar para el Señor, una morada fija para el Dios poderoso de Jacob". R/.

Dios prometió a David —y el Señor no revoca sus promesas—: "Pondré sobre tu trono a uno de tu propia descendencia. R/.

Si tus hijos son fieles a mi alianza y cumplen los mandatos que yo enseñe, también ocuparán sus hijos tu trono para siempre". R/.

Esto es así, porque el Señor ha elegido a Sión como morada: "Aquí está mi reposo para siempre. Porque así me agradó, será mi casa". R/.



ACLAMACIÓN Sal 118, 105 








R/. Aleluya, aleluya.


Tus palabras, Señor, son una antorcha para mis pasos y una luz en mi sendero. R/.


La misma medida que utilicen para tratar a los demás, se usará para tratarlos a ustedes.

Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga".


Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Recibe, Señor Dios, el sacrificio que, confiados, te ofrecemos por tus siervos que se hallan al final de la vida; y por la eficacia de este sacramento, concédele quedar purificado de todas sus culpas, para que, habiendo soportado en esta vida el sufrimiento que en tu providencia dispusiste, alcance en la vida futura el descanso eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 6, 54

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo resucitaré en el último día.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por la eficacia de este sacramento, dígnate, Señor, confortar piadosamente, con tu gracia, a tu siervo, para que, en la hora de la muerte, pueda vencer al enemigo y merezca pasar con tus ángeles a la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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