sábado, 8 de febrero de 2020

LECTURAS DEL SÁBADO IV DEL T. ORDINARIO 8 DE FEBRERO (VERDE O BLANCO)


"Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco".







MISA DE SANTA MARÍA EN SÁBADO

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 44, 10

María, nuestra reina, está de pie a la derecha de Cristo, enjoyada con oro de Ofir.

ORACIÓN COLECTA

Padre celestial, que nos has dado a santa María de Guadalupe como madre y causa de nuestra alegría, concédenos amada y venerada como verdaderos hijos suyos, y así poder recibir los bienes de la fe que nos invitas a esperar. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

Te pido que me concedas sabiduría de corazón para gobernar a tu pueblo.

Del primer libro de los Reyes: 3, 4-13

En aquellos días, el rey Salomón fue al santuario de Gabaón a ofrecer sacrificios y ofreció mil holocaustos sobre el altar. Una noche, estando él dormido en aquel lugar, se le apareció el Señor y le dijo: "Salomón, pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Salomón le respondió: "Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?"


Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: "Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido.
Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo".

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 118 

R/. Enséñanos, Señor, a cumplir tus preceptos.


Sólo cumpliendo tus mandatos puede un joven vivir honestamente. Con todo el corazón te voy buscando, no me dejes desviar de tus preceptos. R/.

En mi pecho guardé tus mandamientos, para nunca pecar en contra tuya. Señor, bendito seas; enséñame tus leyes. R/.

Con mis labios he ido enumerando todos los mandamientos de tu boca. Más me gozo cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas. R/.



ACLAMACIÓN Jn 10, 27 








R/. Aleluya, aleluya.


Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.


Andaban como ovejas sin pastor.

Del santo Evangelio según san Marcos: 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces Él les dijo: "Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco". Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer. Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que el Espíritu Santo, que cubrió con su sombra a la Virgen María, nos ayude a presentarte estos dones y así se conviertan para nuestro buen en comida y bebida de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 1, 35

Dichosa eres, Virgen María, porque el Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios y Padre nuestro, que nos has alimentado con esta Eucaristía, haz que te sirvamos con una conducta irreprochable, y unidos a la Virgen María, proclamemos tu grandeza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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