domingo, 1 de diciembre de 2024

LECTURAS DEL LUNES I DE ADVIENTO 2 DE DICIEMBRE (MORADO)

 

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano.




ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Jr 31, 10; Is 35, 4

Escuchen, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla en todos los rincones de la tierra: He aquí que vendrá nuestro salvador, ya no tengan miedo.

ORACIÓN COLECTA

Ayúdanos, Señor Dios nuestro, a esperar ardorosamente la venida de tu Hijo, para que cuando llegue y llame, nos encuentre esperándolo en la oración y alegrándonos en su alabanza. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna de su reino.

Del libro del profeta Isaías: 2, 1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas, y hacia Él confluirán todas las naciones.

Acudirán pueblos numerosos, que dirán: "Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que Él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor". Él será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra. ¡Casa de Jacob, en marcha! Caminemos a la luz del Señor. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 121

R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.

A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. En ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R/.

Digan de todo corazón: "Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa". R/.

Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.

ACLAMACIÓN  Cfr. Sal 79, 4





R/. Aleluya, aleluya.


Señor y Dios nuestro, ven a salvarnos; míranos con bondad y estaremos a salvo. R/.

Muchos vendrán de oriente y occidente al Reino de los cielos.

Del santo Evangelio según san Mateo: 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho". Él le contestó: "Voy a curarlo".

Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: 'ye, él va; al otro: `¡Ven!', y viene; a mi criado: `¡Haz esto!', y lo hace".

Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que los que nos das en el tiempo presente para aumento de nuestra fe, se convierta para nosotros en prenda de redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I o III de Adviento.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 105, 4-5; Is 38, 3

Ven Señor, a visitarnos con tu paz, para que nos alegremos delante de ti, de todo corazón.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.