LOS ISRAELITAS VEÍAN LA CARA RADIANTE
Moisés no podía disimular la hondura de su experiencia creyente. El "amigo de Dios" no podía esconder sus afectos y sus vivencias. El rostro le resplandecía después que salía de la tienda del encuentro. El enamorado no puede ocultar el brillo peculiar que el rostro de la amada suscita en sus ojos. En ese tenor se expresa el Señor Jesús en el relato del tesoro y la perla. Quienes han vivido una experiencia amorosa con el Dios y Padre de Jesús, viven y transparentan una paz interior que no pueden esconder. Se nota que el hallazgo del tesoro los ha colmado de felicidad. Lo demás es apenas memorización de frases banales y demagógicas.
ANTÍFONA DE ENTRADA (cfr. Si 36, 15-16)
A los que esperan en ti, Señor, concédeles tu paz, y cumple así las palabras de tus profetas; escúchame, Señor, y atiende a las plegarias de tu pueblo.
ORACIÓN COLECTA
Míranos, Señor, con ojos de misericordia y haz que experimentemos vivamente tu amor para que podamos servirte con todas nuestras fuerzas. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Al ver el rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse.
Del libro del Éxodo: 34, 29-35
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en las manos, no sabía que tenía el rostro resplandeciente por haber hablado con el Señor. Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y al ver que su rostro resplandecía, tuvieron miedo de acercársele. Pero Moisés los llamó, y entonces Aarón y todos los jefes del pueblo se acercaron y Moisés habló con ellos. A continuación se le acercaron también todos los israelitas y él les comunicó todo lo que el Señor le había ordenado en el monte Sinaí. Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo. Siempre que Moisés se presentaba ante el Señor para hablar con Él, se quitaba el velo de su rostro, y al salir, comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado.
Ellos veían entonces que el rostro de Moisés resplandecía, y Moisés cubría de nuevo su rostro, hasta que entraba a hablar otra vez con el Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 98
Alaben al Señor, nuestro Dios, y póstrense a sus pies, pues el Señor es santo. R/.
Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes, y Samuel, entre aquellos que lo honraban, clamaron al Señor y Él los oyó. R/.
Desde la columna de nubes les hablaba y ellos oyeron sus preceptos y la ley que les dio. R/.
Alaben al Señor, a nuestro Dios, póstrense ante su monte santo, pues santo es nuestro Dios. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 15, 15)
R/. Aleluya, aleluya.
A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. R/.
El que encuentra un tesoro en un campo, vende cuanto tiene y compra aquel campo.
Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, con bondad los dones y plegarias de tu pueblo y haz que lo que cada uno ofrece en tu honor, ayude a la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 35, 8)
Señor Dios, qué valioso es tu amor. Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la gracia de esta comunión nos transforme, Señor, tan plenamente, que no sea ya nuestro egoísmo, sino tu amor, el que impulse, de ahora en adelante, nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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