viernes, 17 de junio de 2011

LECTURAS DEL VIERNES DE LA XI SEMANA DEL T. ORDINARIO 17 DE JUNIO



Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades. 




SAN ALBERTO CHMIELOWSKI


2 Co 11, 18. 21-30; Mt 6, 19-23

El alegato que sostiene san Pablo en la carta a los Corintios con algunos cristianos que malinterpretaban el alcance de su misión, nos permite entrever la secreta intimidad del apóstol. Él era un hombre fuerte, que además de cargar responsablemente las consecuencias de sus propias decisiones, se hacía solidario de las necesidades de sus hermanos y acogía los riesgos de aquella misión. Su corazón pertenecía por entero al Señor. El Evangelio de san Mateo nos descifra uno de los enigmas de la condición humana. Aquello que más nos interesa, bien sea el dinero, el gozo o el poder se va convirtiendo en nuestro tesoro, hasta que finalmente se convierte en el amo y señor de nuestro corazón.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 9-10)

Sin distinción de raza, lengua, pueblo o nación, nos compraste, Señor, con tu Sangre e hiciste de nosotros un Reino para Dios.


ORACIÓN COLECTA


Dios nuestro, que has redimido a todos los hombres con la preciosa Sangre de tu Hijo, protege en nosotros la obra de tu misericordia, para que, celebrando siempre el misterio de nuestra salvación merezcamos alcanzar sus frutos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas.


De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 11, 18. 21-30



Hermanos: Ya que otros presumen de cosas humanas, yo también voy a presumir de ellas. Porque de cualquier cosa que alguien presume, aunque sea una insensatez lo que digo, también yo puedo presumir.



¿Ellos presumen de que son hebreos? Yo también lo soy. ¿De que son israelitas? Yo también lo soy. ¿De que son descendientes de Abraham? Yo también lo soy. ¿De que sirven a Cristo? Es una locura decirlo, pero yo lo sirvo más: yo les gano en fatigas y cárceles; y les gano por mucho en azotes y en peligros de muerte.


Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar.


He viajado sin descanso y me he visto en peligros en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa.


Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades. 

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.




Del salmo 33 

R/. El Señor libra al justo de todas sus angustias.



Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.


Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.


Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R/.



ACLAMACIÓN (Mt 5, 3) 



R/. Aleluya, aleluya

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. R/.









Donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.

Del santo Evangelio según san Mateo: 6, 19-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!"

Palabra del Señor

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Al presentarte nuestras ofrendas, te suplicamos, Señor, que por medio de estos misterios, nos acerquemos a Jesús, y renovemos la acción salvadora de su Sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (cfr. 1 Co 10, 16)


El cáliz de nuestra acción de gracias, nos une a todos en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos, nos une a todos en el Cuerpo del Señor.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Habiendo sido reconfortados con el alimento y la bebida de salvación, te pedimos, Señor, que nos purifiques siempre con la Sangre de nuestro Salvador, y que la conviertas en fuente de agua que brote para darnos vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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