domingo, 12 de junio de 2011

LECTURAS DEL DOMINGO DE PENTECOSTÉS 12 DE JUNIO


PARA FORMAR UN SOLO CUERPO



SAN LEÓN III PAPA




Hch 2, 1-11; 1 Co 12, 3-7.12-13; Jn 20, 19-23


La misión y la causa de Jesús no podrán llevarse adelante con la buena voluntad de un grupo de seguidores. Cada uno de los pasajes que nos proclama la liturgia lo enfatiza a su manera. La obra misionera se construye con el impulso del Espíritu. El cuarto evangelio nos relata la manifestación de Jesús a los discípulos y la comunicación del Espíritu. Otra versión de ese mismo acontecimiento trascendental nos ofrece el capítulo segundo de los Hechos. Posteriormente san Pablo profundiza en los alcances de ese acontecimiento. El Espíritu sigue manifestándose en la comunidad de los discípulos y continúa otorgando sus dones para consolidar la íntima comunión en el Cuerpo de Cristo.


Misa vespertina de la vigilia



Esta Misa se dice en la tarde del sábado, ya sea antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.






ANTÍFONA DE ENTRADA (Rm 5, 5; 8, 11)



El amor a Dios ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que habita en nosotros. Aleluya.


Se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA


Dios eterno y todopoderoso, que quisiste consumar el misterio de la muerte, resurrección y ascensión de tu Hijo, con la venida del Espíritu Santo, renueva el prodigio de Pentecostés y haz que todos los pueblos de la tierra superen con tu amor sus diferencias y te reconozcan como Padre. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Se llamó Babel, porque ahí confundió el Señor las lenguas de todos los hombres.


Del libro del Génesis: 11, 1-9



En aquel tiempo, toda la tierra tenía una sola lengua y unas mismas palabras. Al emigrar los hombres desde el oriente, encontraron una llanura en la región de Sinaar y allí se establecieron.



Entonces se dijeron unos a otros: "Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos". Utilizaron, pues, ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: "Construyamos una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo, para hacernos famosos antes de dispersarnos por la tierra".


El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo y se dijo: "Son un solo pueblo y hablan una sola lengua. Si ya empezaron esta obra, en adelante ningún proyecto les parecerá imposible. Vayamos, pues, y confundamos su lengua, para que no se entiendan unos con otros".


Entonces el Señor los dispersó por toda la tierra y dejaron de construir su ciudad; por eso, la ciudad se llamó Babel, porque ahí confundió el Señor la lengua de todos los hombres y desde ahí los dispersó por la superficie de la tierra. 

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.





Del salmo 103 

R/. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra. Aleluya.



Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.


¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.


Todos los vivientes aguardan que les des de comer a su tiempo; les das el alimento y lo recogen, abres tu mano y se sacian de bienes. R/.


Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo. Pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.



El Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 22-27



Hermanos: Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.



Porque ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto de esperanza. Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza, porque, ¿cómo se puede esperar lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no poseemos, tenemos que esperarlo con paciencia.

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen. 


Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.




ACLAMACIÓN 

R/. Aleluya, aleluya.



Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.








Brotarán ríos de agua que da la vida.


Del santo Evangelio según san Juan: 7, 37-39




El último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó Jesús en voz alta: "El que tenga sed, que venga a mí; y beba, aquel que cree en mí. Como dice la Escritura: Del corazón del que cree en mí brotarán ríos de agua viva".



Al decir esto, se refería al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él, pues aún no había venido el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado


Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.




Credo


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Que tu Espíritu santificador descienda, Señor, sobre estos dones e inunde de amor a tu Iglesia para que ésta pueda ser, en medio del mundo, tu signo y tu instrumento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO



En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.



Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.


Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, reveló a todos los pueblos el misterio de Dios y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.


Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...



ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 7, 37)


El último día de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: El que tenga sed, que venga a mí y beba. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Que el sacramento que hemos recibido, nos comunique, Señor, el fuego del Espíritu Santo que infundiste a tus Apóstoles el día de Pentecostés. Por Jesucristo, nuestro Señor.



Misa del día


ANTÍFONA DE ENTRADA (Rm 5, 5; 8, 11)


El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que habita en nosotros. Aleluya.



Se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA


Dios nuestro que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor de la primitiva Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11



El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.



En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.


Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos, todos estos que están hablando?

¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua". 


Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.




Del salmo 103


 R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.



Aleluya. Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena está de tus creaturas. R/.

Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.


Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor. R/.



Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.


De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 3-7. 12-13



Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. 


Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.




SECUENCIA
1 Ven, Dios Espíritu Santo,
6 Sin tu inspiración divina
   y envíanos desde el cielo
los hombres nada podemos
   tu luz, para iluminamos.
y el pecado nos domina.
2 Ven ya, padre de los pobres,
7 Lava nuestras inmundicias,
   luz que penetra en las almas,
fecunda nuestros desiertos
   dador de todos los dones.
y cura nuestras heridas.
3 Fuente de todo consuelo,
8 Doblega nuestra soberbia,
   amable huésped del alma,
calienta nuestra frialdad,
   paz en las horas de duelo.
endereza nuestras sendas.
4 Eres pausa en el trabajo,
9 Concede a aquellos que ponen
   brisa, en un clima de fuego,
en ti su fe y su confianza
   consuelo, en medio del llanto.
tus siete sagrados dones.
5.Ven, luz santificadora,
10 Danos virtudes y méritos,
  y entra hasta el fondo del alma
danos una buena muerte
  de todos los que te adoran.
y contigo el gozo eterno.





ACLAMACIÓN 


R/. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.



Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo: Reciban el Espíritu Santo.


Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-23




Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.



De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar

Palabra del Señor

Gloria a ti, Señor Jesús.



Credo


PLEGARIA UNIVERSAL



Unidos por el Espíritu Santo, presentemos al Padre las necesidades del mundo y de la Iglesia.



A cada petición diremos: Envía, Señor, tu Espíritu.


1. Para que en todas partes (en casa, en el trabajo, en la vida social y ciudadana) los cristianos, que formamos el cuerpo de la Iglesia, demos un buen testimonio de justicia, de amor y de fe. Oremos.


2. Para que los que no creen en Cristo lleguen a descubrir la alegría del Evangelio. Oremos.


3. Para que toda persona, de cualquier lugar del mundo, pueda vivir con dignidad, con confianza, con esperanza en el futuro. Oremos.


4. Para que todos, llenos del Espíritu Santo, promovamos la justicia y la paz verdadera en nuestra Patria. Oremos.


5. Para que la Eucaristía que nos reúne todos los domingos transforme nuestro corazón y nos llene de los mismos sentimientos que tenía Jesús. Oremos. Padre, escucha complacido las súplicas de tus hijos, y aviva en ellos la llama de tu Espíritu, que contigo y tu Hijo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Señor, que el Espíritu Santo nos haga comprender mejor, según la promesa de tu Hijo, el misterio de este sacrificio y toda la profundidad del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO



En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.



Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.


Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, reveló a todos los pueblos el misterio de Dios y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.


Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...



ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Hch 2, 4. 11)


Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



Señor, tú que nos concedes participar de la vida divina por medio de tus sacramentos, conserva en nosotros el don de tu amor y la presencia viva del Espíritu Santo, para que esta comunión nos ayude a obtener nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.



Para despedir al pueblo, el diácono o el mismo sacerdote dice:


Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.


R/. Demos Gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Ya lo sabemos desde nuestro bautismo. Por el don de la fe hemos sido incorporados al Cuerpo Místico de Cristo. La comunidad creyente recibe la vida divina y de esa manera realiza su misión evangelizadora. No somos vendedores de ilusiones, ni publicistas de vaciedades. Al contrario, seguimos creyendo y viviendo el evangelio del Señor Jesús porque el Espíritu nos sostiene. Nuestras incongruencias e infidelidades nos desalientan y escandalizan a los que no creen. Sin embargo, estamos ciertos, que si nos mantenemos abiertos al llamado y a la sacudida poderosa del Espíritu podremos salir adelante. La comunidad eclesial tiene una historia con altibajos. El Espíritu sigue con nosotros y nos alienta a retomar nuestro compromiso misionero.

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