viernes, 13 de mayo de 2011

LECTURAS DEL VIERNES TERCERO DE PASCUA 13 DE MAYO


Nuestra Señora de Fátima




MI CARNE ES VERDADERA COMIDA


Hch 9, 1-20; Jn 6, 52-59


El Señor Jesús acostumbraba celebrar comidas con sus discípulos. Por eso realizó una comida de despedida en la que dejó una especie de testamento para sus seguidores. Los últimos sucesos de la vida de Jesús manifiestan una dimensión pascual. En su vida y en su muerte Dios sella una nueva alianza con su pueblo. El apóstol Pablo se encontró con Jesús resucitado y decidió consagrar su vida al servicio de la alianza nueva que Dios había sellado con su pueblo. El bautismo lo constituyó misionero de esa buena noticia de salvación universal.


ANTÍFONA DE ENTRADA (cfr. Hch 1, 14)

Los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de María, la Madre de Jesús. Aleluya.


ORACIÓN COLECTA


Dios y Padre nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo fuera también nuestra Madre, concédenos que, perseverando en la penitencia y en la oración en favor de la salvación del mundo, podamos promover cada vez con más eficacia el reinado de Cristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que vive y reina contigo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Es el instrumento escogido por mí, para que me dé a conocer a las naciones.





Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9, 1-20


En aquellos días, Saulo, amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran para traer presos a Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres seguidores del Camino.
Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?". La respuesta fue: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate. Entra en la ciudad y allí se te dirá lo que tienes que hacer".

Los hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta Damasco y allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el Señor y le dijo: "Ananías". Él respondió:
"Aquí estoy, Señor". El Señor le dijo:
"Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso, llamado Saulo, que está orando". Saulo tuvo también la visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrara la vista.
Ananías contestó:
"Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos a todos los que invocan tu nombre". Pero el Señor le dijo:
"No importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi causa".
Ananías fue allá, entró en la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: "Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo". Al instante, algo como escamas se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos en Damasco y se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.




Del salmo 116




 R/. Que aclamen al Señor todos los pueblos. Aleluya.

Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R/.

Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R/.



ACLAMACIÓN (Jn 6, 56)




R/. Aleluya, aleluya.

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor. R/.



Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.



Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 6, 52-59


En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?".
Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre". Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.


Palabra del Señor. 

 Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


El celebrar esta festividad de la santísima Virgen María, te presentamos, Señor, nuestras ofrendas y te pedimos que tu Hijo, Jesucristo, que se ofreció a ti en la cruz como ofrenda inmaculada, venga siempre en nuestra ayuda. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio de Santa María Virgen.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN


Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Confírmanos, Señor, en la fe de estos misterios que hemos celebrado, para que quienes confesamos como verdadero Dios y verdadero hombre al Hijo de la Virgen María, merezcamos llegar a las alegrías eternas en virtud de su resurrección salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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