lunes, 27 de junio de 2011

LECTURAS DEL MARTES DE LA SEMANA XIII DEL T. ORDINARIO 28 DE JUNIO

ME TRATASTE CON GRAN MISERICORDIA





SAN IRENEO DE LYON


Gn 19, 15-29; Mt 8, 27-33


El relato de la destrucción de Sodoma resalta la compasión de Dios hacia Abrahán y su parentela. Aun cuando el Señor castiga los abusos y la maldad de aquellas ciudades, siempre deja abierto un espacio para la compasión. Dios no se complace en el castigo, al contrario, prefiere, como un padre bueno, gozar del perdón. El relato de la curación de los endemoniados de Gerasa ilustra el mismo principio. El Señor Jesús no puede permanecer impasible ante el sufrimiento y la alienación de las personas. Enfrenta al maligno y lo vence para devolverles la libertad perdida.


Misa matutina


ANTÍFONA DE ENTRADA


Este santo luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre roca firme.


ORACIÓN COLECTA


Señor, tú que llamaste al obispo san Ireneo a defender tu verdad y a traer la paz a tu Iglesia, aumenta en nosotros la fe y la caridad a fin de que nos esforcemos siempre por fomentar la unidad y la concordia entre los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo...





LITURGIA DE LA PALABRA


El Señor hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra.



Del libro del Génesis: 19, 15-29


Aquel día, al rayar el alba, los ángeles apresuraban a Lot diciéndole: "Vamos; toma a tu esposa y a tus dos hijas, para que no perezcas a causa de los pecados de Sodoma".


Como Lot no se decidía, los tomaron de la mano a él, a su mujer y a sus dos hijas, los sacaron de su casa y los condujeron fuera de la ciudad, porque el Señor los perdonaba. Cuando estaban fuera, uno de los ángeles le dijo: "Ponte a salvo, no mires hacia atrás, no te detengas en el valle; ponte a salvo en los montes para que no perezcas".

Lot le respondió: "No, te lo ruego. Tú me has favorecido a mí, tratándome con gran misericordia al salvarme la vida; pero yo no podré sobrevivir en los montes, pues la desgracia me alcanzaría ahí y moriría. Mira, aquí cerca hay una ciudad pequeña, en donde puedo refugiarme y salvar la vida. ¿Verdad que es pequeña y puedo vivir en ella?".

El ángel le contestó: "Accedo a lo que me pides, no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo, pues no puedo hacer nada hasta que llegues allá". Por eso la ciudad se llamó Soar. El sol salía cuando Lot llegó a Soar. El Señor hizo llover desde el cielo azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y todo el valle, con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en estatua de sal.

Abraham se levantó de mañana y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra toda la extensión del valle, y vio una gran humareda que salía del suelo, como el humo de un horno. 

Así, cuando el Señor destruyó las ciudades del valle y arrasó las ciudades en las que Lot había vivido, se acordó de Abraham y libró a Lot de la catástrofe

Palabra de Dios

Te alabamos, Señor.



Del salmo 25

 R/. Ten compasión de mí, Señor.


Examíname, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón, porque tengo tu bondad ante mis ojos y camino en tu verdad. R/.

No me trates como a los pecadores ni me castigues como a los sanguinarios, que en sus manos llevan infamias y las tienen llenas de sobornos. R/.

Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame y ten compasión de mí. Mi pie se mantiene en el camino recto, en la asamblea bendeciré al Señor. R/.



ACLAMACIÓN (Sal 129, 5) 

R/. Aleluya, aleluya.


Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra. R/.






Dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma.


Del santo Evangelio según san Mateo: 8, 23-27


En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero Él estaba dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: "Señor, ¡sálvanos, que perecemos!".




Él les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: "¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?"



Palabra del Señor




Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Que esta Eucaristía con la que celebramos, Señor, la fiesta de san Ireneo, te glorifique a ti y aumente en nosotros el amor a la verdad, a fin de que permanezcamos firmes en la fe y en la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 16, 24)


Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Que la participación en este sacramento nos comunique, Señor, la fe viva por la que gloriosamente murió san Ireneo, a fin de que podamos vivir como verdaderos discípulos de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

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