viernes, 9 de noviembre de 2012

LECTURAS DEL VIERNES XXXI DEL T. ORDINARIO 9 DE NOVIEMBRE DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN



"Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré".






ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 21, 2)

Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de donde estaba al lado de Dios, engalanada como una novia que se adorna para su esposo.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor y Dios nuestro, que has querido congregar a tu pueblo y llamarlo Iglesia, es decir, asamblea, concede a los que se reúnen en tu nombre venerarte, amarte y seguirte, y, guiados por ti, alcanzar el Reino que les tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Ustedes son el templo de Dios.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 3, 9-11. 16-17


Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como un buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien construye sobre ellos. Que cada uno se fije cómo va construyendo. Desde luego el único cimiento válido es Jesucristo y nadie puede poner otro distinto.


¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 45 

R/. Un río alegra a la ciudad de Dios.


Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo del mar caigan los montes. R/.

Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el alba. R/.

Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor sobre la tierra. R/.



ACLAMACIÓN (2 Cro 7, 16) 

R/. Aleluya, aleluya.


He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite ahí mi nombre. R/.


Jesús hablaba del templo de su cuerpo.

Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-22


Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".


En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".

Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho. 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Recibe, Señor, nuestras ofrendas y concede a tu pueblo, unido en la plegaria, ser fortalecido por tus sacramentos y obtener lo que pide en sus oraciones.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque en toda casa consagrada a la oración te has dignado quedarte con nosotros, para hacernos tú mismo templos del Espíritu Santo, que brillen, sostenidos por tu gracia, con el esplendor de una vida santa.

Y, porque con tu acción constante, santificas a la Iglesia, esposa de Cristo, simbolizada por estos edificios materiales, a fin de que, llena de gozo por la multitud de sus hijos, sea presentada a ti en la gloria de tu Reino.

Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...



ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (1 P 2, 5)


Nosotros somos piedras vivas, que sirven para construir el templo espiritual, el pueblo sacerdotal que pertenece a Dios.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor y Dios nuestro, que has querido darnos en tu Iglesia un signo temporal de la Jerusalén celeste, concédenos, por esta comunión, ser transformados aquí en templos de tu gracia y entrar un día en el Reino de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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