miércoles, 30 de octubre de 2013

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXX DEL T. ORDINARIO 30 DE OCTUBRE


Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán.


 



ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 87, 2-3)

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. Que llegue hasta ti mi súplica, presta oído a mi clamor.

ORACIÓN COLECTA

Padre santo y misericordioso, ya que sólo tú conoces los secretos de la conciencia y quién es inocente o quién necesita tu perdón, escucha nuestras súplicas por quienes están encarcelados, para que sobrelleven su pena con paciencia y esperanza y puedan retornar cuanto antes a los suyos, y sean recibidos sin resentimientos en la comunidad. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Todo contribuye al bien de los que aman a Dios.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 26-30


Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.

Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por él según su designio salvador.

En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 12 

R/. Confío, Señor, en tu bondad.

Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío. Sigue dando luz a mis ojos y líbrame del sueño de la muerte, para que no digan mis adversarios que me han vencido ni se alegren de mi derrota. R/.

Pues yo confío en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. R/.



ACLAMACIÓN (Cfr. 2 Ts 2, 14) 

R/. Aleluya, aleluya.

Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R/.


Vendrán del oriente y del poniente y participarán en el banquete del Reino de Dios.

Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 22-30


En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?"

Jesús le respondió: "Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Pero él les responderá: 'No sé quiénes son ustedes'. Entonces le dirán con insistencia: 'Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas'. Pero él replicará: 'Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal'. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.

Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por este sacramento de la redención humana que vamos a ofrecerte, concede, Señor, a nuestros hermanos cautivos retornar pronto al hogar y disfrutar siempre de libertad verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 68, 31. 34)

En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria agradecido. Porque el Señor jamás desoye al pobre ni desprecia al que se halla encadenado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que fueron el precio de nuestra libertad, te rogamos, Señor, que libres a nuestros hermanos de sus cadenas y les concedas servirte con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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