viernes, 7 de agosto de 2015

LECTURAS DEL VIERNES XVIII DEL T. ORDINARIO 7 DE AGOSTO (VERDE)


El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga.





ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 32, 11. 19

Los proyectos de su corazón subsisten de generación en generación, para librar de la muerte a sus fieles y reanimarlos en tiempo de hambre.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, haz que nos revistamos con las virtudes del corazón de tu Hijo y nos encendamos con el amor que lo inflama, para que, configurados a imagen suya, merezcamos ser partícipes de la redención eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

El Señor amó a tus padres y después eligió a sus descendientes.

Del libro del Deuteronomio: 4, 32-40


En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Pregunta a los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su Dios?

A ti se te ha concedido ver todo esto, para que reconozcas que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de Él. Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte; en la tierra te mostró aquel gran fuego y oíste sus palabras que salían del fuego. Él amó a tus padres y después eligió a sus descendientes. Con su gran poder, en persona, te sacó de Egipto. Desposeyó ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú. Te hizo entrar en su tierra y te la dio en herencia, como puedes comprobarlo.

Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas muchos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre".

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 76 16.21 

R/. Recordaré los prodigios del Señor.


Recuerdo los prodigios del Señor, recuerdo tus antiguos portentos, medito todas tus obras y considero tus maravillas. R/.

Dios mío, tus designios son santos. ¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios? Tú, Dios nuestro, hiciste maravillas y les mostraste tu poder a los pueblos. R/.

Con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. Condujiste a tu pueblo como a un rebaño, por medio de Moisés y de Aarón. R/.



ACLAMACIÓN Mt 5, 10 




R/. Aleluya, aleluya.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor. R/.


¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 24-28


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? 

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.

Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, Padre de misericordia, que por el inmenso amor con que nos has amado, nos diste con inefable bondad a tu Unigénito, concédenos que, unidos íntimamente a él, te ofrezcamos una digna oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.

El cual, con inmenso amor, se entregó por nosotros en la cruz e hizo salir sangre y agua de su costado herido, de donde habrían de brotar los sacramentos de la Iglesia, para que todos los hombres, atraídos hacia el corazón abierto del Salvador, pudieran beber siempre, con gozo, de la fuente de la salvación.

Por eso, con todos los ángeles y los santos te alabamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 7, 37-38

Dice el Señor: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba, aquel que cree en mí. Como dice la Escritura: De sus entrañas brotarán ríos de agua viva.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de tu sacramento de amor, imploramos, Señor, tu clemencia, para que, configurados con Cristo en la tierra, merezcamos compartir su gloria en el cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

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