domingo, 8 de marzo de 2020

LECTURAS DEL DOMINGO II DE CUARESMA 8 DE MARZO (MORADO)


Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.







ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 24, 6. 2. 22

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas. No permitas que nos derrote el enemigo. Sálvanos, Dios de Israel, de todas nuestras angustias.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios, que nos mandaste escuchar a tu Hijo muy amado, dígnate alimentarnos íntimamente con tu palabra, para que, ya purificada nuestra mirada interior, nos alegremos en la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Vocación de Abraham, padre del pueblo de Dios.

Del libro del Génesis: 12, 1-4

En aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra". Abram partió, como se lo había ordenado el Señor.


Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 32

R/. Señor, ten misericordia de nosotros.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.


Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.

En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.


Dios nos llama y nos ilumina

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1, 8-10

Querido hermano: Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a que le consagremos nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras buenas obras, sino porque así lo dispuso él gratuitamente.


Este don, que Dios nos ha concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro Salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad, por medio del Evangelio.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN  Cfr. Mt 17, 5






R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: "Este es mi Hijo amado; escúchenlo". R/.

Su rostro se puso resplandeciente como el sol.

Del santo Evangelio según san Mateo: 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.


Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".

Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo". Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: "Levántense y no teman".

Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

En Jesús, en su cruz, está nuestra vida y la de la humanidad entera. Oremos con nuestra mirada puesta en él.

Después de cada petición diremos (cantando): Señor, ten piedad (o bien: Kyrie, eléison).

Por la santa Iglesia de Dios, para que, perseverando en su esfuerzo cuaresmal, reciba consuelo en la resurrección de Cristo y encuentre en ella la prenda de su gloria futura. Oremos.

Por aquellos que en el próximo Tiempo de Pascua recibirán el Bautismo, la Confirmación o la primera Comunión, para que vivan cada día con mayor profundidad su adhesión a Jesucristo. Oremos.

Por cuantos tienen autoridad en nuestra patria y en todo el mundo, para que bajo su gobierno, vivamos en paz y concordia, glorificando a Cristo, nuestra esperanza. Oremos.

Por las mujeres de nuestro país y del mundo entero, para que vean reconocidos sus derechos y desaparezca toda discriminación entre hombres y mujeres. Oremos.

Por todos nosotros, para que nos arrepintamos sinceramente de nuestros pecados y participemos con Cristo en la renovación pascual. Oremos.

Escucha, Señor, nuestras oraciones, y derrama sobre el mundo entero tu amor y tu perdón. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor, que estos dones borren nuestros pecados y santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles, para celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

La transfiguración del Señor.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar; Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. 

Porque él mismo, después de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 17, 5

Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, este glorioso sacramento, queremos darte gracias de todo corazón porque así nos permites, desde este mundo, participar ya de los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO


Bendice, Señor, a tus fieles con una bendición perpetua, y haz que de tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo, que puedan debida y felizmente desear y alcanzar la gloria que Él manifestó a los apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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