miércoles, 10 de noviembre de 2021

LECTURAS DEL JUEVES XXXII DEL T. ORDINARIO 11 DE NOVIEMBRE MEMORIA DE SAN MARTÍN DE TOURS OBISPO (BLANCO)

 

Como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día.







ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 Sam 2, 35

Me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará conforme a mi corazón dice el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que has sido glorificado tanto por la vida como por la muerte del obispo san Martín de Tours, renueva en nuestros corazones las maravillas de tu gracia, para que ni la vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

La sabiduría es un reflejo de la luz eterna, un espejo inmaculado de la actividad de Dios.

Del libro de la Sabiduría: 7, 22-8,1

La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil y penetrante, inmaculado, lúcido e invulnerable, amante del bien, agudo y libre, bienhechor, amigo del hombre y amable, firme, seguro y sereno, que todo lo puede y todo lo ve, que penetra en todos los espíritus: los inteligentes, los puros y los más sutiles.

La sabiduría es más ágil que cualquier movimiento y, por ser inmaterial, lo atraviesa y lo penetra todo. La sabiduría es un resplandor del poder de Dios, una emanación purísima de la gloria del omnipotente, por eso nada sucio la puede contaminar. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo inmaculado de la actividad de Dios y una imagen de su bondad.

Ella sola lo puede todo; sin cambiar en nada, todo lo renueva; entra en las almas de los buenos de cada generación, hace de ellos amigos de Dios y profetas, porque Dios ama sólo a quienes conviven con la sabiduría.

La sabiduría es más brillante que el sol y que todas las constelaciones; si se la compara con la luz del día, la sabiduría sale ganando, porque al día lo vence la noche, pero contra la sabiduría, la maldad no puede nada. Ella se extiende poderosa de un extremo al otro del mundo y con suavidad gobierna todo el universo.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 118 

R/. Enséñanos, Señor, tus leyes.

Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. Tu fidelidad permanece de generación en generación, como la tierra, que tú cimentaste. R/.

Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los humildes. R/.

Mira benignamente a tu siervo y enséñame a cumplir tus mandamientos; que sólo viva yo, Señor, para alabarte y que tu ley me ayude. R/.


ACLAMACIÓN  Jn 15, 5



R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R/.

El Reino de Dios ya está entre ustedes.

Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: "¿Cuándo llegará el Reino de Dios?" Jesús les respondió: "El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allá', porque el Reino de Dios ya está entre ustedes".

Les dijo entonces a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les dirán: 'Está aquí' o 'Está allá', pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Santifica, Señor Dios, estos dones, que alegres te presentamos en honor de san Martín, para que nuestra vida, en medio de las penas y alegrías, por este santo sacrificio, esté siempre orientada hacia ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 25, 40

Yo les aseguro que cuando lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hicieron, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con el sacramento de la unidad, ayúdanos, Señor, a hacer siempre tu voluntad, para que así como san Martín te obedeció de todo corazón, también nosotros vivamos el gozo de ser verdaderamente tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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