No hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí.
Feria o
Misa por los enfermos
MR p. 1101 [1148] / Lecc. I p. 645
ANTÍFONA DE ENTRADA
Sal 6, 3-4
Te piedad de mí, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor,
porque mis huesos se quiebran y la enfermedad me aflige.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que quisiste que tu Unigénito cargara con nuestros
sufrimientos para mostrarnos el valor de la enfermedad y la
paciencia humana, escucha benignamente nuestras suplicas por
los hermanos que se hallan enfermos y concede que los que están
afligidos por el dolor, las penas y la enfermedad, no sólo se sientan
elegidos entre aquellos proclamados dichosos, sino también sepan
que están unidos a Cristo en su pasión, para salvación del mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor ama a aquellos que aman la sabiduría.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 4,12-22
La sabiduría instruye a sus hijos y cuida de aquellos que la buscan. El que ama la sabiduría, ama la vida; el que madruga para encontrarla, será colmado de gozo; el que la abraza, heredará la gloria y recibirá la bendición del Señor en todo lo que emprenda.
Los que sirven a la sabiduría, sirven al Señor, que es santo, y el Señor ama a aquellos que la aman. Quien la escucha, juzgará con rectitud; quien le hace caso, vivirá tranquilo. El que confía en ella, llegará a poseerla y la dejará en herencia a sus descendientes.
Al principio, la sabiduría lo llevará por caminos sin rumbo y lo atormentará con sustos y temores, lo hará sufrir con la conducta que le impone, y lo pondrá a prueba con sus órdenes. Pero, una vez que la acepte de corazón, la sabiduría lo conducirá gozoso por el camino recto y le revelará sus secretos; pero si él no le hace caso, ella lo abandonará y lo dejará seguir su camino de perdición.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 118.
R/. Quienes aman tus leyes, de inmensa paz disfrutan.
Quienes aman tus leyes, de inmensa paz disfrutan; para ellos no hay tropiezos. Observo tus mandatos, obedezco tus órdenes; tú conoces mi vida. R/.
Brotarán de mis labios, Señor, tus alabanzas, pues tu ley me enseñaste. En honor de tus leyes entonaré cantares, porque todas son justas. R/.
De ti, Señor, con ansias deseo mi salvación; tu ley es mi deleite. Que sólo viva yo, Señor, para alabarte y que tu ley me ayude. R/.
ACLAMACIÓN Jn 14, 6
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor. R/.
El que no está contra nosotros, está a nuestro favor
Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos". Pero Jesús le respondió: "No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, cuya providencia dirige cada momento de nuestra
vida, recibe las súplicas y las ofrendas con que imploramos tu
misericordia en favor de nuestros hermanos enfermos, para que
la preocupación de ahora por su enfermedad, se nos convierta
pronto en gozo por su salud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Col 1, 24
Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, por el
bien de su cuerpo, que es la Iglesia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, auxilio inefable en la enfermedad, ayuda con
tu poder a estos hijos tuyos enfermos, para que, aliviados por tu
misericordia, vuelvan a ocupar su lugar en la asamblea de tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor
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