miércoles, 18 de septiembre de 2013

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXIV DEL T. ORDINARIO 18 DE SEPTIEMBRE


¿Con quién compararé a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?





ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 105, 47)

Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.

ORACIÓN COLECTA

Dios y Señor nuestro, de quien procede toda autoridad legítima, concede a nuestro primer mandatario un atinado ejercicio de su mandato, para que, respetando siempre tus derechos, busque promover, como es tu voluntad, la paz y el bienestar de su pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo....

LITURGIA DE LA PALABRA

Realmente es grande el misterio del amor de Dios.

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 3, 14-16


Querido hermano: Te escribo estas cosas con la esperanza de ir a verte pronto. Pero si tardo en llegar, quiero que sepas desde ahora cómo debes de actuar en la casa del Dios vivo, que es la Iglesia, columna y fundamento de la verdad.

Realmente es grande el misterio del amor de Dios, que se nos ha manifestado en Cristo, hecho hombre, santificado por el Espíritu, contemplado por los ángeles, anunciado a todas las naciones, aceptado en el mundo mediante la fe y elevado a la gloria. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 110 

R/. Alabemos a Dios de todo corazón.

Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas de estudio. R/.

De majestad y gloria hablan sus obras y su justicia dura para siempre. Ha hecho inolvidables sus prodigios. El Señor es piadoso y es clemente. R/.

Acordándose siempre de su alianza, Él le da de comer al que lo teme. Al darle por herencia a las naciones, hizo ver a su pueblo sus poderes. R/.



ACLAMACIÓN (Cfr. Jn 6, 63. 68) 



R/. Aleluya, aleluya.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.


Tocamos la flauta y ustedes no bailaron, cantamos canciones tristes y no lloraron.

Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 31-35


En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿Con quién compararé a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que se sientan a jugar en la plaza y se gritan los unos a los otros:

`Tocamos la flauta y no han bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado'.

Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: 'Ése está endemoniado'. Y viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Este hombre es un glotón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores'. Pero sólo aquellos que tienen la sabiduría de Dios, son quienes lo reconocen".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 5, 3-4)

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los cielos. Bienaventurados los apacibles, porque poseerán la tierra, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más
profundamente nuestra fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Misa de los Beatos Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, mártires (ml), rojo




ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que concediste la gracia de morir por Cristo a tus beatos mártires Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, ven en ayuda de nuestra debilidad, para que podamos dar, con nuestra vida, el mismo testimonio de ti que ellos no dudaron a dar con su muerte. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que el sacrificio que vamos a ofrecerte, para celebrar el glorioso martirio de tus beatos Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, sea agradable a tus ojos para que nos purifiques de nuestros pecados y escuches nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que nada pueda separar del amor de Cristo a quienes hemos sido alimentados con su Cuerpo y hechos miembros suyos y que, a ejemplo de tus mártires, los beatos Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, suframos valerosamente todas las adversidades por tu Hijo que nos ama y que vive y reina por los siglos de los siglos.

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