domingo, 18 de marzo de 2018

LECTURAS DEL DOMINGO V DE CUARESMA 18 DE MARZO (MORADO)


Si el grano de trigo sembrado en la tierra muere, producirá mucho fruto.






ANTÍFONA DE ENTRADA Sal. 42, 1-2

Señor, hazme justicia. Defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre injusto y malvado, tú que eres mi Dios y mi defensa.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Te rogamos, Señor Dios nuestro, que, con tu auxilio, avancemos animosamente hacia aquel grado de amor con el que tu Hijo, por la salvación del mundo, se entregó a la muerte. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados.

Del libro del profeta Jeremías: 31, 31-34


"Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos. Ésta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones.


Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: 'Conoce al Señor', porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 50

R/. Crea en mí, Señor, un corazón puro.


Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. R/.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu. R/.

Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores. R/.


Aprendió a obedecer y se convirtió en autor de salvación eterna.

De la carta a los hebreos: 5, 7-9


Hermanos: Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.


Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN Jn 12, 26 



R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. R/.


Si el grano de trigo sembrado en la tierra muere, producirá mucho fruto.

Del santo Evangelio según san Juan: 12, 20-33


Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: "Señor, quisiéramos ver a Jesús".


Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y Él les respondió: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.

Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: `Padre, líbrame de esta hora'? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una voz que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo". De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: "Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús. 

Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL 

Oremos a Jesús, él es nuestra resurrección y nuestra vida. 

Después de cada petición diremos cantando: Señor, ten piedad (o bien: Kyrie, eléison).

Por el Papa Francisco, que mañana cumplirá cinco años del solemne inicio de su ministerio petrino al frente de la Iglesia, para que siempre se deje guiar por el Espíritu de Verdad. Oremos.

Por los (nuestros) catecúmenos que recibirán los sacramentos de la Iniciación Cristiana en la solemnidad de la Pascua, para que crezcan en el conocimiento de la fe. Oremos.

Por los pueblos más pobres, para que reciban apoyo de los que más tienen, puedan alcanzar la paz y la seguridad en el mundo entero. Oremos.

Por todos los que padecen necesidad y sufren tentación, para que sean fortalecidos con la gracia del Señor. Oremos.


Por todos nosotros, para que aprendamos a compartir con los pobres el fruto de nuestras privaciones voluntarias. Oremos.

Escúchanos, Señor Jesús, y transforma nuestro corazón para hacerlo semejante al tuyo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Escúchanos, Dios todopoderoso, y concede a tus siervos, en quienes infundiste la sabiduría de la fe cristiana, quedar purificados, por la eficacia de este sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I o II de Cuaresma.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 12, 24-25

Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Dios todopoderoso, que podamos contarnos siempre entre los miembros de aquel cuyo Cuerpo y Sangre acabamos de comulgar. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO


Bendice, Señor, a tu pueblo, que espera los dones de tu misericordia, y concédele recibir de tu mano generosa lo que tú mismo lo mueves a pedir. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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