lunes, 14 de octubre de 2019

LECTURAS DEL LUNES XXVIII DEL T. ORDINARIO 14 DE OCTUBRE (VERDE)


Aquí hay uno que es más que Salomón.







ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ap 1, 5-6

Jesucristo nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre, y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre: A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que en cada Iglesia que peregrina por el mundo manifiestas a la Iglesia una, santa, católica y apostólica, concede, benigno, a esta grey tuya de tal modo estar unida a su pastor, congregada en el Espíritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristía, que pueda representar dignamente la universalidad de tu pueblo y sea así signo e instrumento dela presencia de Cristo en el mundo. Él, que vive y reina contigo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 1, 1-7


Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por Él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.


Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe para gloria de su nombre. Entre ellos, se cuentan también ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.

A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 97

R/. Cantemos al Señor un canto nuevo.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.

El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.

La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.


ACLAMACIÓN  Cfr. Sal 94, 8 






R/. Aleluya, aleluya.


Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". R/.


A la gente de este tiempo no se le dará otra señal que la del Profeta Jonás.

Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 29-32


En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.


Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al celebrar el memorial de la inmensa caridad de tu Hijo, te rogamos, Señor, que el fruto de su obra salvadora, por el ministerio de tu Iglesia, sirva para la salvación del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ap 3, 20

Mira que estoy aquí, tocando a la puerta, si alguno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que en esta Iglesia tuya, Señor, florezca y perdure hasta el fin la integridad de la fe, la santidad de vida, el amor fraterno y la piedad sincera; y, ya que la alimentas con tu Palabra y con el Cuerpo de tu Hijo, no ceses de conducirla bajo tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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