miércoles, 19 de febrero de 2020

LECTURAS DEL MIÉRCOLES VI DEL T. ORDINARIO 19 DE FEBRERO (VERDE)



"Veo a la gente, como si fueran árboles que caminan".






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para sanar a los contritos de corazón y perdonar a los que se arrepienten.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que constituiste a tu Hijo único Sumo y Eterno Sacerdote, concede que aquellos a quienes él eligió como ministros y dispensadores de tus sacramentos, sean hallados fieles en el cumplimiento del ministerio recibido. Por nuestro Señor Jesucristo ...

O bien:

Señor y Dios nuestro, que para gobernar a tu pueblo te sirves del ministerio de los sacerdotes, concédeles perseverar en el cumplimiento de tu voluntad, para que, en su ministerio y en su vida, puedan buscar siempre tu gloria en Cristo. Él, que vive y reina contigo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

Sean constantes, no en oír y olvidar la palabra, sino en ponerla por obra.

De la carta del apóstol Santiago: 1, 19-27

Queridos hermanos: Tengan esto presente: que cada uno sea pronto para escuchar y lento para hablar, lento para enojarse; porque la ira del hombre no produce la rectitud que quiere Dios. Arranquen, pues, de ustedes toda impureza y maldad y acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos.


Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos; pues quien escucha la palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que se mira la cara en un espejo, y después de mirarse, se da la media vuelta y al instante se olvida de cómo es. En cambio, el que se concentra en la ley perfecta de la libertad y es constante, no en oírla y olvidarla, sino en ponerla por obra, ése encontrará su felicidad en practicarla.

Si alguno cree que es hombre religioso, pero no sabe poner freno a su lengua, él mismo se engaña y su religión no sirve de nada. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.




Del salmo 14 

R/. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?


El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en todas sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. R/.

Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. R/.

Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente. R/.


ACLAMACIÓN Cfr. Ef 1, 17-18 


R/. Aleluya, aleluya.

Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.

El ciego quedó curado y veía todo con claridad.

Del santo Evangelio según san Marcos: 8, 22-26

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida y enseguida le llevaron a Jesús un ciego y le pedían que lo tocara. Tomándolo de la mano, Jesús lo sacó del pueblo, le puso saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?" El ciego, empezando a ver, le dijo: "Veo a la gente, como si fueran árboles que caminan". Jesús le volvió a imponer las manos en los ojos y el hombre comenzó a ver perfectamente bien: estaba curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole:


"Vete a tu casa, y si pasas por el pueblo, no se lo digas a nadie". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, que has querido que los sacerdotes estén al servicio de tu santo altar y de tu pueblo, concédeles, por la fuerza de este sacrificio, que su ministerio te sea siempre grato y dé frutos permanentes en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 17, 17-18

Padre santo, santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que este santo sacrificio que te hemos ofrecido y del cual hemos participado, vivifique, Señor, a tus sacerdotes ya todos tus fieles, para que, unidos a ti con caridad constante, merezcan servirte dignamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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