lunes, 9 de enero de 2023

LECTURAS DEL MARTES I DEL T. ORDINARIO 10 DE ENERO (VERDE) INICIA EL TIEMPO ORDINARIO

  

En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar.






ANTÍFONA DE ENTRADA

Vi sentado en el trono celestial a un hombre, a quien adora la multitud de los ángeles que cantan a una sola voz: "Éste es aquel cuyo poder permanece eternamente".

ORACIÓN COLECTA

Acompaña, Señor, con celestial piedad, los anhelos y súplicas de tu pueblo, para que conozca lo que debe poner obra y lleve a cabo con firmeza lo que ha conocido. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

Convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.

De la carta a los hebreos: 2, 5-12

Hermanos: Dios no ha sometido a los ángeles el nuevo orden de la salvación, del cual estamos hablando. Un salmo lo atestigua solemnemente diciendo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad. Todo lo sometiste bajo sus pies.

Al decir aquí la Escritura que Dios le sometió todo, no se hace ninguna excepción. Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que Él sufrió redunda en bien de todos. En efecto, el creador y Señor de todas las cosas quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.

El santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres, cuando dice: Hablaré de ti a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 8

R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.

¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? R/.

Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo lo sometiste bajo sus pies. R/.

Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales salvajes, las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los caminos de las aguas. R/.


ACLAMACIÓN  Cfr. 1 Ts 2, 13








R/. Aleluya, aleluya.


Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad. R/.

No enseñaba como los escribas, sino como quien tiene autoridad.

Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 21-28

En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de él!" El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen". Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Señor, que te sea agradable la ofrenda de tu pueblo por la cual recibimos la santificación y obtenemos lo que piadosamente pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 35, 10

Señor, en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados por tus sacramentos, te suplicamos, Dios todopoderoso, que te sirvamos dignamente con una vida que te sea agradable. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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