jueves, 26 de enero de 2023

LECTURAS DEL VIERNES III DEL T. ORDINARIO 27 DE ENERO (VERDE)

 

El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra.





ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 19, 21

Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres; luego ven y sígueme, dice el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Padre santo, que aunque llamas a todos tus hijos a la perfección de la caridad, invitas a algunos a seguir más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a quienes has elegido para esta vocación especial vivir de tal manera, que sean para la Iglesia y para el mundo, un signo elocuente de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo...

O bien, si es un sacerdote religioso quien celebra:

Señor, mira con bondad a nuestra familia y bendícela con nuevas vocaciones, para que pueda alcanzar la perfección de la caridad y trabajar eficazmente por la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Ustedes han soportado grandes luchas. No pierdan, pues la confianza.

De la carta a los hebreos: 10, 32-39

Hermanos: Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, tuvieron ustedes que afrontar duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos públicamente a los insultos y tormentos. Otras, compartieron los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados, se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus propios bienes, sabiendo ustedes que están en posesión de otros, mejores y perdurables.

Por lo tanto, no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancen lo prometido.
Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir vendrá y no tardará; y mi justo, si permanece fiel, vivirá; pero si desconfía, dejará de agradarme. Ahora bien, nosotros no somos de los que desconfían y perecen, sino hombres de fe, destinados a salvarnos.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 36


R/. La salvación del justo es el Señor.

Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en Él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas. R/.

Pon tu vida en las manos del Señor, en Él confía, y hará que tu virtud y tus derechos brillen igual que el sol de mediodía. R/.

Porque aprueba el camino de los justos, asegura el Señor todos sus pasos; no quedarán por tierra cuando caigan, porque el Señor los tiene de su mano. R/.

La salvación del justo es el Señor; en la tribulación Él es su amparo. A quien en Él confía, Dios lo salva de los hombres malvados. R/.


ACLAMACIÓN  Cfr. Mt 11, 25



R/. Aleluya, aleluya.


Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.

El hombre siembra su campo, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece.

Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha". Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Padre santo, los dones que te presentamos y concede a cuantos se han propuesto seguir con entusiasmo a tu Hijo por el camino estrecho de la perfección evangélica, la libertad de espíritu y la verdadera fraternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 19, 27-29

En verdad les digo que ustedes, los que han dejado todo para seguirme, recibirán cien veces más y obtendrán la vida eterna, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Fortalece, Señor, a tus siervos, con el alimento y la bebida espirituales, para que, siempre fieles al llamado evangélico, muestren en todas partes una viva imagen de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

O bien, si es un sacerdote religioso el que celebra: 

Por la eficacia de este sacramento, concédenos, Señor, vivir siempre conforme a tu voluntad, para que podamos dar testimonio de tu amor ante el mundo y buscar decididamente los únicos bienes que no se acaban. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien:

SANTA ÁNGELA DE MERICI.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Mt 5, 19

El que cumpla mis mandamientos y enseñe a cumplirlos, será grande en el Reino de los cielos, dice el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Señor, que santa Ángela Merici, virgen, no deje de encomendamos a tu bondad, para que, imitando el testimonio de su caridad y prudencia, podamos conservar tus enseñanzas y proclamadas con nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que te sea aceptable, Señor, la ofrenda de tu pueblo santo en la conmemoración de santa Ángela Merici, y concede que, por la participación en este sacramento, demos pruebas de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 18, 3

Dice el Señor: Si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que esta santa comunión, Dios todopoderoso, nos fortalezca, para que, a ejemplo de santa Angela Merici, podamos manifestar, tanto en nuestro corazón como con nuestras obras, el amor fraterno y el esplendor de la verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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